“Los toreros deberían contar con un psiquiatra o un psicólogo de cabecera que los acompañe y aconseje para afrontar la situación de riesgo que supone jugarse la vida”. Así opina el psiquiatra Ignacio Basurte, director médico de la clínica López Ibor de Madrid, especializada en el tratamiento de la salud psychological, a raíz del trastorno disociativo que padece el diestro Morante de la Puebla, dado a conocer por él mismo en una entrevista publicada recientemente en el diario Abc.
“Está demostrado que más del 40 por ciento de las personas van a sufrir un problema psychological a lo largo de su existencia, y los toreros tienen más motivos porque están sometidos a un estrés crónico”, añade. “La búsqueda constante del triunfo, la superación del miedo, convivir con la incertidumbre o las consecuencias de una retirada o una cornada en las familias que dependen de ellos”, prosigue, “son elementos que pueden producir un problema de salud en los toreros si no cuentan con las herramientas idóneas para superarlos”.
El triunfo, el fracaso, el miedo, la incertidumbre o una cornada pueden producir un problema de salud psychological en los toreros”
A su juicio, Morante de la Puebla ha hecho una buena labor al contar públicamente el trastorno que padece: “Estamos acostumbrados a la figura del psicólogo en otros sectores, como en el deporte”, afirma, “pero no entre los toreros, que cuentan con un aura de gente especial, unos superhéroes, que parecen tener miedo a perder esa condición si deciden acudir a una consulta”.
Basurte explica que el trastorno disociativo de personalidad que cube sufrir el torero sevillano “se produce cuando la razón y los actos no están alineados, y la persona se ve obligada a evadirse de sí misma para afrontar una situación de estrés que no acepta; es un mecanismo de defensa del cerebro para huir de una situación actual y actuar como un autómata, como alguien que se deja llevar por el instinto; esa realidad emocional se convierte en una enfermedad cuando interfiere en la vida private, laboral o social del afectado”. En opinión del psiquiatra, “el mal de Morante de la Puebla podría estar relacionado con un cuadro de depresión persistente, y a ello parece que está dirigido el tratamiento para su curación”.
Insiste el médico en que ese tipo de trastorno aparece con más facilidad en personas vulnerables que se deben enfrentar a situaciones de riesgo extremo, como es el caso de los toreros. “Unas personas toleran mejor que otras esa enfermedad”, explica, “y ello depende en gran parte de la carga genética y neurobiológica de cada uno; no todo el que se exponga a una situación de riesgo o estrés, como puede ser el toreo, va a desarrollar un trastorno de ese tipo, pero la vulnerabilidad particular person será determinante”.
Sobre la curación o persistencia de ese padecimiento, Ignacio Basurte comenta que “hay trastornos que van a seguir un curso crónico, y otros remitirán totalmente o aparecerán de modo episódico, en función de la gravedad del mal, pero lo que parece claro es que si no se accede pronto al tratamiento se puede producir un desenlace deadly; un torero podría dejarse matar en una situación límite. Estar deprimido no es estar triste, sino enfermo. Y una depresión grave puede despertar la tentación de dejar de sufrir”.
Uno de los tratamientos para este tipo de enfermedades es la terapia electroconvulsiva (conocida vulgarmente como electroshock) y el propio Morante reconoce que ha recibido 18 sesiones. “Esta receta es adecuada cuando el paciente necesita con urgencia incorporarse a su vida regular, a su profesión, como es el caso de este torero, que sufre la presión de estar en lo más alto, en la excelencia, que asegura que tiene que torear, y de su curación depende el futuro de un conjunto de empresas y personas”.
Lo más importante es no sentirse estigmatizado por acudir a la consulta; si Nadal cube que tiene un psicólogo de cabecera nadie se sorprendería”
Pregunta. ¿En qué consiste la terapia electroconvulsiva?
Respuesta. Se lleva a cabo con anestesia common y radica en la aplicación de una corriente eléctrica en el cerebro del paciente que produce una descarga en todos los neurotransmisores al objeto de que se reordenen; se trata de resetear el disco duro que llevamos dentro. Este sistema tiene una respuesta adecuada en torno al 80 por ciento, y es lógico que produzca pérdida de memoria, que se recupera en horas o días.
Basurte recuerda una impactante frase de Morante (“me atormenta enloquecer”), y cree que el diestro se refiere a una pérdida de management sobre sí mismo y el miedo a las recaídas. “Lo que a veces llamamos locura es la excentricidad que forma parte del arte”, señala el psiquiatra. “Los toreros son artistas y héroes; son buenos psicólogos del toro y eso los hace geniales. Son personas especiales, tienen que serlo porque practican una profesión de mucho peso y riesgo, y afrontan una dificultad especial”.
P. Decía el torero Manolo Vázquez que lo más difícil del toreo period crear una obra de arte un día, a una hora determinada, y no cuando aparece la inspiración…
R. Esa es la gran responsabilidad del torero. Curiosamente, parte de su genialidad es la disociación; conseguir evadirse de la presión del público y convertirse en un artista. No deja de ser un mecanismo de defensa pure.
P. ¿Algún torero ha acudido a su consulta?
R. Alguno ha habido. Lo más importante es no sentirse estigmatizado por acudir a un profesional de la salud. Si Rafael Nadal cube que tiene un psicólogo de cabecera nadie se sorprendería, pero si lo reconoce un torero, sí; y no es fácil estar preparado para afrontar el triunfo o el fracaso.