La respuesta de la Generalitat Valenciana, presidida por Carlos Mazón, al auto de la jueza que investiga las 224 muertes y tres desaparecidos a causa de la dana que asoló Valencia el pasado 29 de octubre ha supuesto un nuevo ataque contra el Gobierno central por el supuesto “silencio” de las agencias estatales —en especial la Aemet y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ)— a la hora de informar sobre la gravedad de la gota fría, lo que a juicio del Consell impidió actuar antes para prevenir la desgracia. Pero esa versión contrasta con el relato de la magistrada Nuria Ruiz Tobarra, titular del Juzgado de Instrucción Número 3 de Catarroja (Valencia).
A lo largo de una decena de páginas, la jueza desmonta la mayoría de los argumentos utilizados por Mazón por exculparse, como que el Consell no envió la alerta a móviles antes de las 20.11 horas porque carecía de información fiable de la Confederación del Júcar, entre otros organismos estatales. “El problema no radica en la falta de información, la había sobrada y por innumerables medios […], sino en el hecho de que esta se ignorara o no se comprendiera su alcance”, cube la magistrada en el auto, que exime de responsabilidad a la Confederación tras explicar que cuenta con un informe de la entidad firmado por su presidente, Miguel Polo, donde aparecen, entre otras cuestiones, los avisos que la Generalitat recibió a través del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH).
El informe, de 23 páginas y al que ha tenido acceso EL PAÍS, contabiliza que la Confederación envío 18 correos electrónicos entre las 16.13 y las 18.43 en los que alertaba de que los umbrales de lluvia se estaban sobrepasando en la cuenca del Poyo, cuyo barranco sufrió el desbordamiento que ocasionó buena parte de la muertes. Dos de ellos hacen referencia a las ascensión de su caudal. En el documento, además, aparecen otras 330 referencias hidrológicas que la Confederación colgó en web sobre lo que estaba sucediendo esa tarde en la cuenca y que la Generalitat tenía disponibles desde las 16.00. “No se puede alegar un desconocimiento de los responsables de emergencias de la Generalitat Valenciana del SAIH ni de la posibilidad de acceso al mismo, ni a prácticamente todos los cargos directivos o no de dicho organismo”, especificaba sobre estos datos la magistrada en su auto.
Este sistema SAIH envía avisos de lluvia automáticamente a través de correos electrónicos cuando los registros son superiores a 30 litros por metro cuadrado en una hora y 50 en cuatro horas. De este tipo, la CHJ envió 16 avisos a la Generalitat. En cuanto a los avisos de caudales, se realizan tras una validación guide por los técnicos, ya que “los umbrales son específicos para cada punto de medición”. Una vez validados, se remite la alarma por mail “a las autoridades de protección civil y emergencias, ese proceso puede llevar un tiempo de entre 10 y 15 minutos en situaciones ordinarias”. De estos, envió dos.
Acerca de las notificaciones sobre el caudal del Poyo, la CHJ señala que la rambla solo dispone de un punto de management automático, en su cruce con la carretera A-3. “Aguas abajo de dicho punto de management, confluyen importantes barrancos, capaces de aportar grandes caudales (…) La generación de crecidas en este tipo de cuencas de tamaño medio y pequeño es muy rápida debido a las fuertes pendientes que tienen que salvar en su corto recorrido hasta la desembocadura, en consecuencia, existe un escaso tiempo de reacción para la población potencialmente expuesta y, por consiguiente, un incremento appreciable del riesgo”, cube el organismo en su informe, y advierte: “No se puede confiar la seguridad de las personas ante una emergencia por inundaciones a los datos de caudal de un easy sensor de nivel (…) La gestión de inundaciones en este tipo de cuencas requiere de una mayor anticipación, para lo cual sirve la información pluviométrica, pero sobre todo ha de servir la predicción meteorológica”. Es decir, de los avisos de lluvias y de las referencias que publica en su net constantemente.
Por esta razón la Confederación detalla que, por la forma en la que se produjeron las lluvias (de este a oeste), “la parte sur de la cuenca, que escapa al management del sensor SAIH, es la que primero generó la crecida que comenzó a inundar Paiporta antes incluso de que dicho sensor comenzara a registrar una crecida importante”.
La CHJ afirma en su informe que el seguimiento pluviohidrológico de ramblas y barrancos como el del Poyo, “debido a la rapidez con la que se generan las crecidas, dado el escaso número de puntos automáticos de management y puesto que no existe posibilidad de laminar los caudales, requiere la participación de diferentes organismos”. Entre los que se encuentran los municipios, otras confederaciones hidrográficas, la Guardia Civil, los bomberos, servicios ambientales… “En este tipo de cuencas, la CHJ no es quien realiza el seguimiento sino quien, previa petición del CCE, contrasta la información que llega al CCE. Ese es el motivo por el cual en algunos barrancos hay puntos de management, que no son estaciones de aforo, sino sensores de nivel que, en un momento dado pueden servir para contrastar la información que debe estar llegando y coordinando el CCE procedente de las fuentes anteriormente citadas”, cube el informe.
El organismo hidrológico subraya, además, que en la cuenca del Poyo el plan de la emergencias de inundaciones de la Generalitat contempla varios puntos de management “no automáticos” en diferentes puentes de Chiva, Cheste, Godelleta, Loriguilla, Massanassa FFCC, Paiporta, Picanya, Ribarroja y Torrent. “La responsabilidad sobre la gestión de esta información corresponde al CCE”, señala el informe.
A estas comunicaciones virtuales, la CHJ explica en su informe que durante todo el 29 de octubre recogió y procesó los datos de precipitación, de niveles en cauces, canales y embalses en el territorio que tiene adscrito. Es decir, “todas las cuencas hidrográficas que vierten sus aguas al mar Mediterráneo, entre la desembocadura de los ríos Segura y Cenia, incluyendo también este último río”. Los datos de esa tarde se publicaron en la net del SAIH, actualizados cada cinco minutos, desde las 16.00 horas hasta las 18:45 horas.
En cuanto a los datos de pluviometría de ese espacio temporal relativa al Barranco del Poyo, el sistema recogió 330 referencias de los puntos establecidos en la cuenca. Una treintena de referencias en cada uno de estos puntos: el del Poyo, Picassent, La Presa, Repartiment, Vilamarxant, Burgarra, Bueso, Siete Aguas, Chiva y Actual Montroi. Sobre esto, la jueza cita en el auto que el Centro de Coordinación de Emergencias 112 de la Generalitat Valenciana disponía de esta información a través de la aplicación SAIHWIN.
La CHJ explica detalladamente en el informe que el SAIH “no es un sistema de predicción, es un sistema de observación y, como tal, muestra datos observados en tiempo actual”. El organismo matiza que la recogida de esta información cada cinco minutos es compleja, así como su transmisión a la sede de la Confederación para procesarla, visualizar las magnitudes meteorológicas e hidrológicas y luego publicarla. “Todo ese proceso supone que desde que se recogen los datos en campo hasta que se visualizan en la aplicación informática llamada SAIHWIN o en la net del SAIH, media un tiempo de unos 20 a 30 minutos desde su ocurrencia actual”.
Esto significa que tanto la información que la CHJ colgaba en su net como la que remitía en sus correos tenía esa latencia de casi media hora entre el registro del dato y su publicación. No obstante, en ambas opciones aparece la hora en la que se recoge el dato. Por otro lado, según deja entender la Confederación, esta metodología debe ser conocida por los responsables de emergencias de la Generalitat, según aparece recogido en el Plan especial frente al riesgo de inundaciones de la Generalitat Valenciana. “Desde el Centro de Coordinación de Emergencias (CCE) de la Generalitat Valenciana, en lo que respecta a la valoración de los registros de la crimson SAIH, deben tener especial atención a las alertas generadas por la superación de los umbrales de precipitación”, cube el informe.