Hace 24 horas que Paz Rey Duarte no puede sacarse el mensaje de la cabeza: Posible riesgo detectado. Aunque ningún médico se lo ha diagnosticado formalmente, la mujer —73 años, de Vigo, pelo cano impecable— está convencida de que tiene alzhéimer. “Hace ya un tiempo que estoy notando que me olvido hasta de las cosas más sencillas”, cube mientras se acomoda un pañuelo de algodón que lleva atado al cuello para capear el frío atlántico de la costa del fin del mundo. No puede recordar, por ejemplo, ni el título ni el autor de la novela que está leyendo, tampoco el nombre del medicamento que lleva meses tomando todos los días. “Estoy preocupada”, apostilla.
Paz se sumó a los programas de prevención de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias de Galicia (AFAGA) luego de jubilarse. En un principio period como participar de un membership social para veteranos porque sus problemas de memoria aún no se habían manifestado. Pero justo el día antes de hablar con EL PAÍS, Paz se enteró de que tiene riesgo de sumarse a los 40.000 nuevos casos de alzhéimer que se diagnostican cada año en España y de los cuales el 65% corresponden a mujeres. La advertencia no se la dio un especialista, sino un videojuego.
La mujer ha probado de forma anticipada The Thoughts Guardian, una aplicación desarrollada por científicos del centro de investigación atlanTTic de la Universidad de Vigo y del grupo de Neurociencia Traslacional del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur, en colaboración con Samsung, que puso el dinero y el aparato técnico y empresarial para que la thought no quedara encajonada. La multinacional surcoreana tiene un programa, Tecnología con Propósito, que aplica la innovación tecnológica en la resolución de problemas sociales. Llevan invertidos más de 25 millones de euros.
La aplicación —gratuita, recomendada para mayores de 55 años— está disponible a partir de hoy martes para usuarios del sistema operativo Android en España.
The Thoughts Guardian es lo que se conoce como un instrumento de cribado. Es decir, no ofrece un diagnóstico médico como tal, sino que utiliza tres juegos y técnicas de inteligencia synthetic para examinar al usuario y, a partir de la información recogida durante las diferentes pruebas —que miden la memoria episódica, la procedimental y la semántica—, clasificarlo como alguien con posible deterioro cognitivo o sin deterioro cognitivo. El desarrollo tiene el aval científico de la Sociedad Española de Neurología y de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Psychological.
La aplicación identificó a Paz como “persona de riesgo” y ahora maneja dos opciones: consultar a un experto para que le haga un diagnóstico más a fondo y confirmar la advertencia, o esperar seis meses y repetir las pruebas dentro de la app para ver qué resultados arroja. En el medio, cree que su mejor alternativa es estar alerta a los síntomas y pedir asesoramiento para conocer qué tipo de hábitos podrían ralentizar el avance de su, por ahora, possible deterioro cognitivo.
Un invento hecho en Galicia
El germen de The Thoughts Guardian hay que ir a buscarlo a la ladera de un monte en la parroquia de Zamanes, a las afueras de Vigo. Allí, rodeados de robles, pinos y castaños húmedos, están los laboratorios del centro de investigación atlanTTic, donde se brujulean sistemas telemáticos y otras tecnologías. Luis Anido es catedrático en telecomunicaciones de la universidad y hace años que se dedica a young puentes entre la neurociencia y la tecnología.
En 2014 —en un contexto en el que las cifras de prevalencia de demencia entre personas mayores aumentaron en Galicia—, Anido y su equipo descubrieron que, al contrario de lo que se podría suponer, los videojuegos eran una manera muy efectiva de vincular a los adultos mayores con los desarrollos tecnológicos. Así fue que se pusieron a estudiar el posible uso combinado de técnicas de gamificación e inteligencia synthetic con pruebas médicas, para crear un instrumento que pudiera medir el deterioro cognitivo del usuario y que el resultado tuviera validez clínica.
Con ese espíritu nació Panoramix, una batería de videojuegos para poder identificar posibles trastornos neuronales ya en sus primeras fases, cuando todavía los síntomas no son evidentes. Los diferentes juegos se basaron en los check convencionales usados en hospitales y clínicas para medir la capacidad de memoria y la atención. El proyecto comenzó a probarse en los pacientes nucleados dentro de AFAGA con resultados contundentes: 97,1% de exactitud estadística en la detección de deterioro cognitivo.
En el medio de todas esas pruebas y experimentos cayó la noticia: la madre de Anido, de 88 años, fue diagnosticada con alzhéimer. Lo profesional terminó cruzando a la vereda de lo private.
“Ya no me recuerda”, cube el investigador apoyando los codos sobre una barandilla con vistas al campus universitario, un paisaje escarpado y desnudo que aguarda la llegada de la primavera. Y añade: “Yo tampoco recuerdo cómo period ella antes de la enfermedad. A veces, para hacerlo, miro vídeos familiares de otras épocas”. El alzhéimer de su mamá ya es irrefrenable: solo queda intentar mejorar su calidad de vida. Pero la aplicación que Anido y su colega, Manuel José Fernández —quien afirma con seguridad que el alzhéimer es “la pandemia del futuro”—, han desarrollado, sí podría marcar una diferencia en la vida de otros pacientes.
“Cuando enfermó”, recuerda el científico, “mi madre no fue consciente de su propio deterioro. Todas las decisiones alrededor de su vida y su tratamiento tuvimos que tomarlas nosotros, sus hijos. Perdió su libertad. El videojuego puede permitirle a otras personas adelantarse unos pasos al avance de la enfermedad y planificar cómo van a vivir en los próximos años”. La prevención es, en definitiva, la razón de ser de The Thoughts Guardian.
Una alerta a tiempo
La oficina de Carlos Spuch en el Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur (IIS) queda en la planta baja del Hospital Universitario Álvaro Cunqueiro. Es un edificio funcionalista y contemporáneo con una fachada de enormes lamas metálicas con vistas a la ría de Vigo. Spuch trabaja allí monitorizando y divulgando el avance de las enfermedades neurodegenerativas entre la envejecida población de Galicia, donde más del 26% de los habitantes superan los 65 años. La comunidad autónoma es un laboratorio a cielo abierto para el estudio de las alteraciones cerebrales en la tercera edad. “La clave con estas enfermedades es la detección temprana. El diagnóstico suele aparecer cuando los síntomas ya son muy evidentes y es demasiado tarde”, explica el neurólogo con un acento gallego pronunciado.
Spuch ha participado en la evaluación científica de The Thoughts Guardian, colaborando en los estudios clínicos en pacientes diagnosticados con deterioro cognitivo para determinar la fiabilidad de la aplicación. “Period la primera vez que veía cómo un sistema tecnológico se podía poner al servicio de las enfermedades neurológicas y me pareció interesante”, explica. El valor de este desarrollo, según el experto, es que permite poner al alcance de los dedos de las personas mayores una herramienta de detección temprana con la facilidad de un videojuego. “Si quisieras aplicarle a un paciente los mismos check que se aplican a través de los juegos de The Thoughts Guardian, necesitarías una consulta de dos horas con un funcionario capacitado. Sin embargo, esto permite hacerlos de manera muy sencilla, desde casa, en 45 minutos y jugando”, señala. Además, como la aplicación recomienda jugar en un entorno tranquilo y cómodo, se puede evitar el “efecto bata blanca”, en el que los resultados de un check pueden tener sesgos, ya que los pacientes suelen inquietarse o alarmarse en entornos hospitalarios y cometer más errores.
Si al remaining del juego, el resultado arroja la alerta de posible riesgo de deterioro, el usuario puede llevar ese informe a la consulta y someterse a un diagnóstico más estricto. “Es un mensaje de que tienes que cambiar algunos hábitos”, explica Spuch. Para ralentizar el deterioro, las personas pueden practicar ejercicio físico intenso, evitar los ultraprocesados en su alimentación y, más que nada, socializar. “La actividad social es lo que hace la diferencia en cuanto a la cognición. Lo peor que puede hacer una persona con deterioro cognitivo es aislarse”.
La experiencia de Paz, la mujer gallega de 73 años que acaba de probar la aplicación, parece comprobar esa teoría. “Lo que más disfruto de pertenecer a los grupos de AFAGA es la parte social. Yo no sé si servirá, pero que la pasamos bien, la pasamos bien”. También asegura que si está pasando algo dentro de su cerebro, quiere saberlo. “A ver si hay algún tipo de medicina preventiva y yo me la estoy perdiendo por miedo a los resultados de un check. Prefiero ser consciente de a lo que me voy a enfrentar y estar preparada para ello”, afirma sonriente.