Javier Ruiz (Flossbach von Storch): “Evito los ‘restaurantes Instagram’ donde la comida es parte del decorado” | Negocios

Javier Ruiz (Madrid, 1972) es el responsable en España de Flossbach von Storch, una gestora de fondos con sede en Colonia (Alemania) que administra activos por valor de 72.500 millones de euros.

Pregunta. ¿Cuál es su concept de felicidad perfecta?

Respuesta. La felicidad completa no puede existir porque la felicidad reside en la búsqueda y en los pequeños triunfos que te vas encontrando por el camino.

P. ¿Cuáles son sus aficiones cuando está fuera de la oficina?

R. Nada realmente unique, supongo que lo que hace la mayoría de la gente, un poco de deporte, un poco de lectura o de películas… Me gusta recibir a gente en casa y salir a andar por las montañas de los alrededores de Madrid. La sierra es un lujo que tiene el defecto de su mayor virtud: está al lado de Madrid, es accesible… ¡para mucha gente!

P. ¿Cuántas horas necesita dormir para sentirse bien?

R. Más de las que duermo. Me gusta el momento cuando todos se han acostado y muchas veces lo alargo más de lo debido.

P. ¿Qué aplicaciones son las que más usa en su teléfono móvil?

R. Fuera de las aplicaciones del trabajo, Spotify y X.

P. ¿Qué viaje guarda con más cariño? ¿Qué destinos tiene pendiente?

R. Por suerte, he viajado bastante a lo largo de mi vida a sitios muy distintos y en la mayoría de ellos he encontrado algo memorable. Por decir uno, el último, Colombia, un gran destino en el que se pueden combinar cosas muy distintas.

P. ¿Qué grupos o tipo de música no pueden faltar en su playlist?

R. Spotify ha sacado una función que se llama DJ que te selecciona mini-listas. Pues en mi caso el algoritmo debe de estar volviéndose loco: Salta de jazz a Iron Maiden, pasando por The Libertines o Mozart. Supongo que lo que más hay es pop-rock, The Nationwide, Mando Diao, The Smiths, The Vaccines, Offspring, Inexperienced Day, Pearl Jam…

P. ¿Recomienda algún libro que haya leído recientemente?

R. Me pasa como con los viajes, se me hace raro poner en un rating un libro de Stefan Zweig con uno de Mario Vargas Llosa. Por poner algo, los últimos, regalos de Reyes ambos, La falacia de la igualdad, de Thomas Sowel y Retratos, de Andrés Amorós. El de Sowel da pistas sobre cómo mirar algunos aspectos de la sociedad. No hace falta estar de acuerdo en todo, pero siempre conviene poner en cuestión algunos mantras de la sociedad precise. El segundo es mucho más ligero, muy bien escrito y de lectura fácil. Muy agradable.

P. ¿Es aficionado a las sequence de televisión? ¿Cuáles son sus favoritas?

R. Cada vez menos, me cuesta invertir 10 o doce horas en una temporada de una serie. Hay alguna que lo merece, porque en ese tiempo los creadores pueden desarrollar y profundizar mejor en la historia y los personajes, lo que le da ventaja sobre el cine. Pero hay muchas a las que les bastaría un metraje de película convencional. De las clásicas, me quedaría con Mad Males, Peaky Blinders o Jail Break. Más recientes, me gustaron The Gents y Ripley.

P. ¿Qué defecto le gustaría corregir de su personalidad? ¿Y qué virtud destacaría?

R. La mayoría de las veces, uno tiene los defectos de sus cualidades. Tengo bastante resistencia, capacidad de adaptación a distintos entornos… pero a veces me centro demasiado en adaptarme en lugar de cambiar el entorno.

P. ¿Le gusta la gastronomía? ¿Qué restaurantes suele elegir para comidas de negocios? ¿Y para comidas con amigos o familiares?

R. Comer es uno de los grandes placeres de la vida, me gusta comer bien y de todo. Recuerdo que una vez fui a visitar a un amigo a China y se empeñó en encontrar algo que no me gustara, bueno, más que no me gustara, que no me comiese, siempre hay cosas que nos gustan más o menos. No lo encontró. Para comidas de negocios, salvo raras excepciones, sitios de comida clásica, con buena materia prima y buen servicio. Con amigos, cualquier sitio, intentando evitar los restaurantes “Instagram” donde la comida es parte del decorado y no algo importante. Esos cuya carta es un copy-paste de la moda del momento.

P. ¿Qué consejo le han dado que tiene siempre presente? ¿Qué consejo le gusta dar?

R. Laboralmente, un jefe mío me dijo que, cuando cambiara de empresa, firmara mi carta de dimisión el primer día de trabajo, dejando la fecha vacía, y que cada año me tomase un rato para pensar si la debía completar o no. Creo que todo el mundo debería hacerlo.

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