En marzo de 2024, por necesidades del servicio, tomé prestada durante tres meses una nueva personalidad digital. Abrí una cuenta de TikTok y construí en ella el perfil ficticio de un adolescente. Así nació Manu, un chaval sevillano de 15 años optimista, amante de la música y con un corazón dividido entre los colores del membership de sus amores, el Betis, y la devoción por la Semana Santa de su ciudad, que esperaba con ganas durante todo el año. A Manu no le interesaba la política, por lo que en su cuenta de TikTok no seguía ni a partidos ni a políticos, sino a músicos, influencers, cuentas de humor, algún medio regional, perfiles deportivos, así como algunas cuentas dedicadas a la Semana Santa sevillana.
La Unión Europea calentaba entonces motores para la campaña de los comicios al Parlamento Europeo de junio. En ese contexto político, y como parte de un trabajo de campo y observación de las redes sociales, nació el perfil del pequeño Manu. El objetivo period comprender qué tipo de publicaciones recomendaría el algoritmo de TikTok durante el periodo electoral a un menor de edad sin interés por la política.
En menos de una semana empezaron a aterrizar en el menú de contenidos sugeridos para Manu publicaciones de corte político como el extracto de un discurso de Santiago Abascal desde la cuenta oficial de Vox y más tarde el fragmento de una entrevista al mismo dirigente desde la cuenta @yoconsantiagoabascal. Entre los contenidos recomendados sobre la Semana Santa y la Feria de Abril se coló también la publicación de @bygarcia en la que unos amigos regalaban a su “amigo rojo” una tarta con el mensaje “Sánchez, vete ya”. Durante la recta last de la campaña llegó al TikTok de Manu un aluvión de memes de Pedro Sánchez generados con aplicaciones de inteligencia synthetic e insistentes mensajes en torno al candidato de Alvise Pérez procedentes de perfiles @tiki_tube. Ni rastro de ningún otro partido político o candidato. Para TikTok parecían no existir.
El exceso de representación del que gozan las formaciones ultras en TikTok en detrimento de los partidos moderados ya empieza a estar bien documentada. A las investigaciones sobre las campañas de Suecia en 2022 y Finlandia en 2023 se une ahora la que han llevado a cabo conjuntamente, el pasado mes de julio, los expertos de la organización sin ánimo de lucro AI Forensics y de Interface, un suppose tank europeo especializado en tecnologías de la información. Su trabajo ha constatado que, cuando los jóvenes alemanes buscaban información sobre partidos políticos o políticos concretos en TikTok, el algoritmo les presentaba en el 25% de los casos otras sugerencias, que en la mayoría de los casos estaban relacionados con AfD, el partido de la extrema derecha alemana.
Los hallazgos de este estudio concuerdan con otras investigaciones en redes sociales que organizaciones como International Witness han llevado a cabo recientemente en Alemania y, antes, en otros procesos electorales celebrados en Estados Unidos, Irlanda y Rumania. A pesar de la dificultad que para este tipo de trabajos supone la opacidad de las redes sociales, en todos los casos se refuerzan las evidencias de que los algoritmos favorecen y amplifican el discurso político más radical. Ni qué decir tiene que la irrupción de Elon Musk como adalid de los ultras del mundo ha consolidado a su plataforma como un foco propulsor privilegiado de esta tendencia. En estas circunstancias, seguir pensando que los partidos políticos de un país compiten en igualdad de condiciones durante una campaña electoral resulta una ingenuidad.
Así las cosas, Europa tiene ante sí al dilema de seguir mirando hacia otro lado mientras los partidos más extremistas avanzan impulsados por los algoritmos de redes sociales desbocadas y poderosas. O puede mostrar una mayor firmeza a la hora aplicar leyes, que ya existen, en materia de transparencia tecnológica y lucha contra la desinformación. Nos va la democracia en ello.