La alegría se desató en la sede de la Unión Cristianodemócrata (CDU) segundos después de conocerse los primeros sondeos que le daban la victoria a su líder, Friedrich Merz. “¡Canciller, canciller!”, le recibieron con júbilo los presentes. Sin embargo, la victoria de los conservadores fue un poco agridulce. Muchos esperaban un resultado mejor, por encima del 30%, como vaticinaban las encuestas previas a la cita electoral.
Todo el mundo estaba pendiente, además, de las pantallas, en especial, del resultado de los liberales (FDP) y de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), que se encuentran en la peligrosa zona del 5% necesario para entrar en el Parlamento alemán y que seguramente hasta el último momento no se pueda saber con certeza si entran o no. En los corrillos en la sede de Berlín no se hablaba de otra cosa: si entra uno de los dos se verán obligados a negociar con socialdemócratas y verdes para formar un tripartito, algo que, dentro del partido conservador, nadie desea.
El propio Merz reconoció al salir al escenario montado en la sede de la CDU, que va a ser complicado. “Soy consciente de la responsabilidad. También soy consciente de la magnitud de la tarea que tenemos ante nosotros. La afronto con el mayor respeto y soy consciente de que no será fácil”, declaró acompañado de Markus Söder, líder del partido hermano de la CDU, la Unión Cristianosocial (CSU) de Baviera.
En este contexto, y con la mirada puesta en las próximas negociaciones, el líder conservador indicó que, si bien la campaña electoral había sido “muy dura”, period necesaria para debatir “sobre los temas importantes y trascendentales” del país. “La política económica, la inmigración, la política exterior y de seguridad, la seguridad inside”, enumeró.
“Pero ahora vamos a hablar y lo principal es volver a crear lo antes posible un Gobierno capaz de actuar en Alemania con una buena mayoría parlamentaria. Porque, queridos amigos, el mundo no espera por nosotros y tampoco espera largas conversaciones y negociaciones de coalición”, apuntó.
Para el llamado a ser el futuro canciller alemán es importante que el país pueda volver a ser capaz de actuar “rápidamente para poder hacer lo correcto” en Alemania. “Y para volver a estar presentes en Europa y para que el mundo nos tenga en cuenta. Alemania volverá a tener un Gobierno fiable”, subrayó.
Merz se enfrenta así a una ardua tarea: buscar un socio de Gobierno. Todo apunta a que tendrá que negociar con los socialdemócratas (SPD) y posiblemente también con Los Verdes. Este último cuenta con la férrea oposición de la CSU, que rechaza de plano cualquier Gobierno con los ecologistas. “No sabemos cómo va a ser el Gobierno”, reconoció en el tradicional debate posterior a las elecciones con los principales partidos en la televisión pública alemana ARD.
“Hubiera sido deseable que superáramos el 30%, pero tenemos que lidiar con las decisiones que se han tomado y conseguir una formación de Gobierno viable para el futuro”, comentaba Leo Dautzenberg, diputado del Parlamento alemán de la CDU desde 1998 hasta 2011. “Primero hay que esperar el resultado last y luego preguntar a posibles socios, excepto en el caso de AfD”, afirmó el político conservador sobre el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania, completamente descartado de la mesa de negociaciones.
“Ahora hay que ver cómo se consiguen las mayorías para formar un Gobierno, porque tenemos desafíos de política inside, pero aún más geopolíticos”, alertó Dautzenberg. “Europa está llamada a actuar y Alemania también debe asumir un papel de liderazgo con Francia y Polonia para que Europa se una y, junto con los españoles, podamos conseguir algo”.
En su opinión, se trata de “formular los objetivos” y ver quién los apoya. “No se puede fijar todo hasta el último detalle”, explicó sobre cómo de complicadas se auguran las negociaciones. Respecto a Los Verdes comentó que habrá que aguardar para conocer sus objetivos. “Y luego esperar a ver si hay una mayoría”, agregó justo en el momento en el que se acercaba Merz a saludarlo.
De la misma opinión es Georg Schulz, que trabaja en la CDU. “Lo principal es evitar una coalición de tres partidos. Eso no le conviene a Alemania”, afirma Schulz, que, como muchos otros, espera que las cifras sean finalmente suficientes para poder formar una gran coalición con el SPD. “Creo que eso sería lo mejor, pero serán negociaciones duras”, apunta. Un punto de fricción será la política económica. “Por ejemplo, la reforma del subsidio básico o el salario mínimo. Esos son temas dolorosos para el SPD”, cube. “Creo que, por otro lado, en materia de migración y seguridad inside están muy cerca”.
Todos en la CDU esperan lograr un Gobierno de coalición con el SPD antes de Semana Santa. Pero en caso de un tripartito, la negociación puede alargarse mucho más, pudiendo llegar incluso hasta el verano. “Esperemos no llegar a eso”, apunta Schulz.
También los empresarios reunidos en la sede de la CDU están preocupados por un posible retraso en la formación de Gobierno y los efectos que esto tendría en un país que lleva dos años en recesión y que tiene que hacer frente a una profunda disaster de su tradicional industria.
“Creo que los retos para Alemania y para Europa son enormes en este momento, tanto en política exterior como en economía. Por eso las negociaciones deberían llevarse a cabo lo más rápido posible. Espero que estén terminadas para Semana Santa”, declara Felix Pakleppa, director common de la Asociación Central de la Industria Alemana de la Construcción (ZDB). El empresario y abogado espera que los números sean suficiente para una coalición de solo conservadores y socialdemócratas. Pero admite que “los temas económicos, el freno al endeudamiento y el Estado del bienestar serán sin duda los más difíciles de tratar con el SPD”. No tanto la cuestión migratoria. “Creo que el SPD es consciente de que sus votantes también esperan cambios en materia de inmigración irregular”.
Ahora toca esperar. Primero, al resultado definitivo de las elecciones; y segundo, a la ronda de conversaciones para sondear a posibles socios y que empezará ya esta semana.