Francesc Vendrell ha sido una persona con un sentido profundo de servicio público, del bien común, para procurar, con criterio y rigor, justicia para todo el mundo. Tenía una larga experiencia política, institucional, y por encima de todo, cultural, con mayúsculas. Fue durante tiempo un promotor cultural, en nombre de varias editoriales, en América Latina. Allí, conectó con varios emprendedores del sector, como fue Grijalbo, de ideologías diversas y quizá contradictorias entre ellos, pero con el objetivo común de difundir y animar culturalmente, al más alto nivel, aquellas sociedades, también en contraste con las estrecheces y autoritarismos que todavía regían en la sociedad española.
De vuelta a casa se incorporó a la política de la etapa postransición y participó en los intentos de hacer crecer una propuesta de democracia cristiana junto con Cañellas, Punset, Molins y Capdevila, conectada, también, en la recién creada UCD. Y poco después participó en el crecimiento del Partido Common, tanto en España como en Catalunya. Vendrell trabaja con la práctica totalidad de los dirigentes a todos los niveles y conoce a fondo todos los rincones de esta opción política, con la confianza de un buen montón de sus dirigentes. Precisamente, es la pieza clave cuando Josep Piqué, entonces máximo responsable del PP en Catalunya, plantea una opción arraigada aquí, en Catalunya, como experiencia singular, diferenciada del PP español, seguramente con un pensamiento paralelo a lo que representa la CSU de Baviera con respecto a la CDU en todo el territorio de Alemania. Quizá fue un grave error la asfixia de aquella opción desde el centralismo.
Seguramente ha sido uno de los diputados que más practicaba el diálogo para encontrar los lugares comunes
Nos conocimos en la Comisión sobre la Unión Europea, en el Parlament de Catalunya. Me sorprendió y atrajo su rigor y la solidez de criterio como diputado, como representante de la voluntad fashionable, buscando, por encima de las fronteras partidistas, los terrenos de acuerdo en “ non partisan points”. O sea, materias tan importantes y de tanta trascendencia como la inserción de Catalunya dentro de la UE.
Con este mismo sentido participa, como diputado del PP, en la elaboración del Estatut de Autonomia del 2006, y más tarde adopta posiciones distantes y críticas ante las campañas de recogida de firmas contra aquel texto, impulsadas por el PP español, con más fuerza todavía posiciona en contra de los recursos al Tribunal Constitucional. Su posición dialogante y abierta lo llevaba a calificar de synthetic y manipuladora la campaña sobre una pretendida guerra lingüística. Seguramente period uno de los diputados que más practicaba el diálogo para encontrar los lugares comunes en la defensa de los derechos de todo el mundo.
Abunda todavía más en este sentido cuando en el 2010 se incorpora al equipo del Síndic de Greuges de Catalunya como director de Consum i Territori. Entonces participa en el esfuerzo que se está desarrollando para consolidar las nuevas competencias adquiridas en el Estatut del 2006, innovadoras para actuar en favor de los derechos de las personas, y especialmente de las más vulnerables, no solo ante las administraciones públicas, sino también de las compañías privadas, que suministran servicios de interés common. Es así como impulsa trabajos e informes sobre el tratamiento de la pobreza energética o de la defensa ante las posibles estafas por las preferentes bancarias, o sobre vivienda social, sobre conflictos ambientales y urbanísticos, y una larga lista de derechos y valores en la sociedad precise, informes todavía hoy de plena vigencia.
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Y en pleno periodo del llamado proceso, cuando desde el Síndic se trabajó en estrecha colaboración con el Consejo de Europa, él posicionaba en contra de la desproporción y, como él mismo decía, el grave error de la judicialización y finalmente el encarcelamiento de los líderes políticos con condenas penales en cuentas de resolver la cuestión con diálogo político.
Se marcha una persona de gran cultura y lector infatigable, siempre defensor de la conjunción política y cultural, en todos los ámbitos, desde una tarea excelente de asesoramiento en potentes empresas culturales, como el grupo Planeta.
Hoy, más que nunca, su impulso de la cultura, con mayúsculas, para todo el mundo, tendría que ser la mayor recomendación para hacer frente a todas las maniobras de manipulación y engaño a los intereses del bien común. Lo echaremos de menos.