Una Europa sin totalitarismos ni nacionalismos, unida y libre en su diversidad, sin ganadores ni perdedores, sin dominadores ni subyugados. Ese fue el mensaje que en agosto de 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, desde su reclusión en la isla italiana de Ventotene por su militancia antifascista, lanzaron los activistas Altiero Spinelli, Ernesto Rossi y Eugenio Colorni. De ahí que su Manifiesto por una Europa libre y unida se diese a conocer desde su divulgación por parte de la Resistencia italiana como el Manifiesto de Ventotene.
El documento, escrito en papel de fumar, apelaba sin ambages a una federación europea que superase el modelo nacional que, según sus autores, había conducido al continente a dos guerras devastadoras. El nacionalismo, sostenían, en un espacio pluricultural como Europa, period el principal desencadenante de las tensiones y conflictos que habían acontecido en la historia reciente y el artífice del totalitarismo. Ante este escenario, el acuerdo político y la unión se antojaban la única solución.
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El texto, sin embargo, tenía un claro sesgo político. Aunque contrarios a la deriva que había tomado la Unión Soviética bajo el estalinismo, los firmantes habían militado en la izquierda y reivindicaban una federación socialista, por más que su concreción política no quedaba concretada. Aún así, el manifiesto pasa por ser el primero que proclama la unión política de Europa y su influencia en la construcción europea ha sido reconocida por todas sus instituciones, especialmente desde que en 1981 el propio Spinelli presentase ante el Parlamento Europeo su propuesta para la redacción de un tratado federal para una Unión Europea abundando en el manifiesto escrito cuatro décadas antes.
El documento también period de sobras conocido y había sido traducido a diversos idiomas cuando Robert Schuman impulsó en 1950 la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, germen de la Comunidad Económica Europea. De hecho, el Movimiento Federalista Europeo, fundado por el propio Spinelli en agosto de 1943, tenía el manifiesto como programa político, que difundió entre los nuevos gobiernos europeos elegidos tras el fin de la guerra.
Sin embargo, los intereses económicos se impusieron a cualquier unidad política, que no llegaría hasta el Tratado de Maastricht de 1992 para unificar desde el punto de vista administrativo el corpus normativo de las Comunidades Europeas (la del Carbón y el Acero, la Comunidad Económica Europea y la de la Energía Atómica), y especialmente desde el Tratado de Lisboa del 2007, que sienta las bases legales de la Unión Europea, concediéndole un poder legislativo y ejecutivo. Aunque el camino hacia la unión política y el modelo federal aún queda lejos de las aspiraciones alumbradas en un presidio de la isla de Ventotene hace más de 80 años.
El manifiesto
“I. La disaster de la civilización moderna
”La civilización moderna ha elegido como su fundamento el principio de libertad, según el cual el hombre no debe ser un mero instrumento de los demás hombres, sino convertirse en un centro autónomo de vida. Con esta doctrina en la mano se ha ido desarrollando un grandioso proceso histórico de crítica a todos los aspectos de la vida social que no la respetasen.
”Se ha proclamado el derecho igualitario de todas las naciones a organizarse en estados independientes. Cada pueblo, identificado por sus características étnicas, geográficas, lingüísticas e históricas, debía encontrar en el organismo estatal creado por él mismo, según su concepción specific de la vida política, el instrumento para satisfacer del mejor modo posible sus necesidades, independientemente de toda intervención extranjera.
”La ideología de la independencia nacional ha sido un poderoso generador de progreso; ha ayudado a superar los mezquinos provincialismos a favor de una mayor solidaridad contra la opresión de los dominadores extranjeros; ha eliminado muchas de las trabas que obstaculizaban la circulación de hombres y de mercancías; ha extendido –dentro del territorio de cada nuevo Estado– a las poblaciones más atrasadas las instituciones y los ordenamientos de las más civilizadas. Sin embargo, la ideología de la independencia nacional llevaba en sí el germen del imperialismo capitalista, que nuestra generación ha visto agigantarse hasta culminar en la formación de estados totalitarios y el desencadenarse de las guerras mundiales.
La nación se ha convertido en una entidad divina, un organismo que debe pensar sólo en su propia existencia
”La nación ya no es considerada el producto histórico de la convivencia de hombres que, gracias a un largo proceso, han llegado a una mayor uniformidad de sus costumbres y aspiraciones y encontrado en el Estado la forma más eficaz de organizar la vida colectiva en el marco de la sociedad humana. La nación se ha convertido en una entidad divina, un organismo que debe pensar sólo en su propia existencia y desarrollo sin preocuparse en lo más mínimo por los daños que pueda provocar a los demás. La soberanía absoluta de los estados nacionales ha llevado a la voluntad de dominio de unos sobre otros y a considerar parte de su espacio very important a territorios cada vez más vastos, que les permitan actuar libremente y asegurarse los medios de subsistencia sin depender de nadie. Esta voluntad de dominio no podría calmarse sino con la hegemonía del Estado más fuerte sobre todos los demás, convertidos en sus servidores.
”En consecuencia, en lugar de ser un protector de la libertad de los ciudadanos, el Estado se ha transformado en patrón de súbditos obligados a servirlo con todas sus capacidades para maximizar su eficiencia bélica. Incluso en tiempos de paz, considerados como pausas necesarias para la preparación de las inevitables guerras sucesivas, la voluntad de las clases militares predomina en muchos países sobre la de los civiles, haciendo cada vez más difícil el funcionamiento de ordenamientos políticos libres: la escuela, las ciencias, la producción y los organismos administrativos son orientados principalmente a aumentar el potencial bélico; las madres son consideradas como productoras de soldados y premiadas con los mismos criterios con los cuales en las exposiciones se premia a los animales más prolíficos; los niños son educados desde la más tierna infancia en el oficio militar y el odio a los extranjeros; las libertades individuales se reducen a la nada desde el momento en que todos son militarizados y forzados continuamente a prestar servicio militar; la ininterrumpida sucesión de guerras obliga a abandonar la familia, el empleo, las pertenencias, y a sacrificar la vida misma por objetivos cuyo valor nadie comprende verdaderamente. En pocos días se destruye el resultado de decenios de esfuerzos realizados para aumentar el bienestar colectivo.
El Estado se ha transformado en patrón de súbditos obligados a servirlo con todas sus capacidades
”Son los estados totalitarios los que han realizado de modo más coherente la unificación de todas sus fuerzas y alcanzado un nivel máximo de centralización y autarquía; y de esta manera han demostrado ser las organizaciones que mejor se adaptan al escenario internacional vigente. Basta que una nación dé un paso hacia el totalitarismo para que sea emulada por las demás, arrastradas en esa dirección por la voluntad de supervivencia.
”(…)
”Aunque nadie haya logrado definir con precisión el concepto de raza y a pesar de que las más elementales nociones históricas hagan resaltar su absurdidad, se exige a los fisiólogos creer, demostrar y convencer de que se pertenece a una raza elegida porque el imperialismo tiene necesidad de este mito para exaltar el orgullo y el odio en las masas. Las más elementales nociones de la ciencia económica son anatematizados para poder presentar a la política autárquica, a los intercambios equilibrados y a muchos otros instrumentos oxidados del viejo mercantilismo como si se tratara de extraordinarios descubrimientos de los nuevos tiempos. Dada la interdependencia económica de todas las partes del mundo, el espacio very important para todo pueblo que quiera conservar un nivel de vida acorde con la civilización moderna es la entera superficie del planeta. Sin embargo, ha sido creada la pseudociencia de la geopolítica, que intenta demostrar la consistencia de la teoría de los espacios vitales para revestir teóricamente la voluntad de dominio del imperialismo.
”La historia está siendo falsificada en sus datos esenciales en interés de la clase gobernante. Las bibliotecas y las librerías son purgadas de obras que no estén de acuerdo con la ortodoxia reinante. Las tinieblas del oscurantismo amenazan sofocar nuevamente el espíritu humano. La misma ética social de la libertad y la igualdad se ve socavada. Los hombres no son ya considerados ciudadanos libres que se valen del Estado para alcanzar mejor sus fines colectivos. Son ahora servidores del Estado, que establece cuáles deben ser sus fines, mientras al mismo tiempo de da por descontado que la voluntad del Estado es la voluntad de quienes detentan hoy el poder. Los hombres no son ya sujetos de derecho. Son organizados verticalmente y obligados a obedecer sin discutir a sus superiores en una jerarquía que culmina en un jefe divinizado. El régimen de castas renace así prepotentemente de sus cenizas.
Los hombres no son ya ciudadanos libres que se valen del Estado para alcanzar mejor sus fines colectivos
”(…)
”II. Las tareas de la posguerra. La unidad europea
”La derrota de Alemania no llevaría automáticamente al reordenamiento de Europa según nuestro splendid de civilización. En el breve e intenso período de disaster normal que seguirá al fin de la guerra (en el cual los estados nacionales yacerán en ruinas y las masas populares esperarán ansiosas palabras nuevas y serán materia fluida, ardiente, prone de ser forjada en nuevos moldes y capaz de aceptar la guía de verdaderos internacionalistas), los sectores más privilegiados de los viejos sistemas nacionales buscarán amortiguar –mediante el fraude o la violencia– la oleada de los sentimientos y las pasiones internacionalistas, y se dedicarán obstinadamente a reconstruir los viejos organismos estatales. Y es possible que los dirigentes ingleses –tal vez de acuerdo con los norteamericanos– intenten empujar la situación en este sentido, para recomenzar la política del equilibrio de fuerzas entre grandes potencias en nombre del interés de corto plazo de sus imperios.
”Las fuerzas conservadoras, es decir, los dirigentes de las instituciones fundamentales de los estados nacionales; los cuadros superiores de las fuerzas armadas, aliados a las monarquías en donde éstas aún existen; los grandes grupos del capitalismo monopólico que han unido la suerte de sus ganancias a la de sus estados; los grandes terratenientes y las altas jerarquías eclesiásticas que sólo en una sociedad conservadora pueden asegurarse sus ingresos parasitarios; y con ellos y detrás de ellos la innumerable muchedumbre de quienes de ellos dependen o están simplemente enceguecidos por el brillo de su tradicional potencia; todas estas fuerzas reaccionarias sienten ya hoy crujir los cimientos del edificio del viejo orden y tratan de salvarse. Su derrumbe los privaría de golpe de todas las garantías de las que han disfrutado siempre, y los expondría al asalto de las fuerzas progresistas.
”(…)
”Si la lucha de mañana se mantuviese restringida al tradicional campo nacional, sería muy difícil escapar a las viejas aporías. Los estados nacionales han planificado tan profundamente sus respectivas economías que la cuestión central sería inmediatamente la de establecer qué grupo de intereses económicos –es decir, qué clase– debería controlar las palancas de mando. El frente de las fuerzas progresistas sería fácilmente fragmentado en la disputa entre clases y categorías económicas y, con toda probabilidad, serían los reaccionarios quienes obtendrían ventajas de ello. Un verdadero movimiento revolucionario deberá surgir de quienes han sabido criticar las viejas estructuras políticas, y deberá saber colaborar con las fuerzas democráticas, con las comunistas, y con todas aquellas, en normal, que cooperen a la disolución del totalitarismo, pero sin dejarse condicionar por las prácticas políticas de ninguna de ellas.
La derrota de Alemania no llevaría automáticamente al reordenamiento de Europa según nuestro splendid de civilización
”Las fuerzas reaccionarias disponen de hombres y cuadros hábiles y acostumbrados al mando, que pelearán despiadadamente para conservar su supremacía. En los momentos más graves sabrán presentarse bien camuflados, proclamándose amantes de la paz, la libertad y el bienestar de las clases más pobres. Ya en el pasado hemos visto cómo se han colocado detrás de los movimientos populares, paralizándolos, desviándolos y convirtiéndolos en su exacto contrario. Sin dudas, serán estas fuerzas las más peligrosas con las que se deberá ajustar cuentas.
”El objetivo detrás del cual buscarán unificar y movilizar las voluntades será la restauración del Estado nacional. Podrán aferrarse así al sentimiento patriótico, el sentimiento standard más extendido, más agraviado por los recientes acontecimientos y el más fácilmente instrumentalizable para fines reaccionarios. De este modo pueden confiar en confundir de la manera más fácil las concepts de sus adversarios, dado que la única experiencia política adquirida hasta hoy por las masas populares es la que se ha desarrollado en el ámbito nacional; por lo que es relativamente sencillo convocarlas, junto a sus jefes más miopes, a la tarea de la reconstrucción de los estados nacionales derribados por la tempestad de la guerra.
”Si fueran capaces de alcanzar este objetivo, la reacción habrá vencido. Aunque los estados que lograran recrear fueran democráticos o socialistas, el retorno del poder a manos reaccionarias sería sólo cuestión de tiempo. Resurgirían las desconfianzas entre las naciones y cada estado confiaría nuevamente la satisfacción de sus exigencias sólo a la fuerza de las propias armas. Su tarea principal volvería a ser, más o menos rápidamente, la de convertir a sus pueblos en ejércitos. Los generales volverían a comandar, los grupos monopólicos se aprovecharían de nuevo de las autarquías nacionales, los organismos burocráticos se inflarían nuevamente y los sacerdotes se encargarían otra vez de mantener dóciles a las masas. Todas las conquistas obtenidas en el primer momento de la victoria se desvanecerían en la nada frente a la necesidad de prepararse de nuevo a la guerra.
Los espíritus están mucho mejor dispuestos que en el pasado a una reorganización federal de Europa
”El problema que debe ser resuelto en primer lugar, ya que de lo contrario todo progreso no sería más que una mera apariencia, es la definitiva abolición de la división de Europa en estados nacionales soberanos. El derrumbe de la mayor parte de los estados del continente bajo la topadora alemana ha unificado el futuro de los pueblos europeos, que todos juntos deberán someterse al dominio de Hitler o todos juntos entrarán, con su derrota, en una disaster revolucionaria en la cual no se hallarán ya rígidamente divididos por sólidas estructuras estatales. Ya hoy los espíritus están mucho mejor dispuestos que en el pasado a una reorganización federal de Europa. La dura experiencia de las últimas décadas ha abierto los ojos a los que no querían ver y hecho madurar muchas circunstancias favorables a nuestros ideales.
”Todos los hombres razonables reconocen hoy que no se puede sostener un equilibrio de estados europeos independientes en el cual se deba convivir en igualdad de condiciones con una Alemania militarista, ni tampoco se puede despedazar a Alemania y ponerle un pie sobre la cabeza una vez que haya sido vencida. La evidencia histórica prueba que ningún país europeo puede mantenerse aislado mientras los demás combaten, ya que de nada valen las declaraciones de neutralidad y los pactos de no agresión. Y se ha demostrado también la inutilidad y peligrosidad de organismos del tipo de la Sociedad de las Naciones, que pretendían garantizar un derecho internacional sin disponer de una fuerza militar capaz de imponer sus decisiones y respetando la soberanía absoluta de los estados participantes. Absurdo ha demostrado ser también el principio de no intervención, según el cual cada pueblo debería ser libre de darse el gobierno despótico que mejor le parezca, como si la constitución interna de cada Estado no constituyera un interés very important para todos los demás países europeos.
”Se han hecho insolubles, además, los múltiples problemas que envenenan la vida del continente: el trazado de fronteras en zonas de población mixta, la defensa de las minorías extranjeras, la salida al mar de los países interiores, la cuestión balcánica, la irlandesa, entre otros muchos casos, que encontrarían en la Federación Europea la solución más easy, tal como han encontrado solución en el pasado los problemas similares de los pequeños estados que entraban a formar parte de una unidad nacional más amplia, una vez que hubieron perdido sus sospechas y rencores al transformarlos en problemas de la relación regular entre las diversas provincias de un país.
Ya no se puede sostener un equilibrio de estados europeos independientes ante una Alemania militarista
”Por otra parte, se han desarrollado en los últimos años una serie de circunstancias que favorecerán la constitución de un régimen federal europeo que acabe con la precise anarquía: la finalización de la sensación de inexpugnabilidad del Reino Unido que aconsejaba a los ingleses mantenerse en su splendid isolation; la disolución del ejército y de la misma República Francesa al primer golpe serio de las fuerzas alemanas, que es de esperar haya disminuido las presunciones chauvinistas de la superioridad gálica; y especialmente, la conciencia de la gravedad del peligro de haber quedado sometidos, todos, a la servidumbre de Alemania. El hecho de que el Reino Unido haya aceptado el principio de la independencia de la India y de que Francia, con el reconocimiento de su derrota, haya potencialmente perdido su imperio, hace más fácil encontrar una base de acuerdo para una resolución europea de los problemas coloniales.
”A todos estos factores se agrega la desaparición de algunas de las principales dinastías y la fragilidad de las bases que sostienen a las sobrevivientes. Se debe tener en cuenta, en efecto, que estas dinastías consideraban a los países como parte de su propiedad hereditaria, por lo que representaban, junto con los poderosos intereses de quienes las apoyaban, un serio obstáculo a la organización racional de los Estados Unidos de Europa, los cuales no pueden sino basarse en las constituciones republicanas de sus países federados. Y cuando, superando el horizonte del viejo continente, se abarque en una visión de conjunto a todos los pueblos que constituyen la humanidad, se hará imposible no reconocer que la Federación Europea es la única garantía concebible de que las relaciones con los pueblos asiáticos y americanos puedan desenvolverse sobre la base de la cooperación pacífica, en espera de un porvenir más lejano en el que sea posible la unidad política del globo entero.
”La línea divisoria entre partidos progresistas y reaccionarios ya no cae, por lo tanto, sobre la línea formal que divide la mayor o menor democracia, el mayor o menor socialismo, a ser instituidos; sino a lo largo del novedoso límite que separa a aquellos que conciben como campo central de la lucha el antiguo –es decir: las características del poder político nacional y su conquista, quienes favorecerán, aún involuntariamente, el juego de las fuerzas reaccionarias, dejando que la lava incandescente de las pasiones populares vuelva a solidificarse en el viejo molde nacionalista y resurjan sus viejas ridiculeces– y aquellos que verán como tarea central la creación de un sólido estado internacional, quienes dirigirán hacia este fin las fuerzas populares y que, aún conquistando el poder nacional, lo emplearán ante todo como instrumento para alcanzar la unidad internacional.
Se impone un sólido estado federal que disponga de un ejército europeo que reemplace a los nacionales
”Con la propaganda y con la acción, tratando de establecer de todas las maneras posibles lazos y acuerdos entre los movimientos afines que seguramente se están formando en todas partes, es necesario desde ahora crear los fundamentos de un movimiento que sepa movilizar a todas las fuerzas disponibles para constituir la creación más grandiosa e innovadora surgida en el continente en los últimos siglos: un sólido estado federal que disponga de una fuerza armada europea que reemplace los ejércitos nacionales, destruya definitivamente las autarquías económicas, columna vertebral de los regímenes totalitarios, y desarrolle los organismos y medios suficientes para hacer cumplir en cada uno de sus estados federales las decisiones dirigidas a mantener un orden común; aun cuando les permita seguir gozando de una autonomía adecuada a la articulación y el desarrollo de su vida política de acuerdo a las características particulares de sus pueblos.
”Si en los principales países europeos hubiese en el futuro cercano un número suficiente de hombres capaces de comprender todo esto, la victoria estará pronto en sus manos porque la situación y los ánimos serán favorables a estas tareas y porque tendrán como adversarios a partidos y tendencias descalificadas por la desastrosa experiencia de los últimos veinte años. Y dado que será la hora de nuevos objetivos y tareas será también la hora de hombres nuevos, ¡los hombres del Movimiento por una Europa Libre y Unida!
Una Europa libre y unida es condición necesaria para la civilización moderna que acabe con la etapa totalitaria
”III- Las tareas de la posguerra. La reforma de la sociedad
”Una Europa libre y unida es condición necesaria del potenciamiento de la civilización moderna, de la cual la etapa totalitaria representa un retroceso. El fin de este período hará recomenzar inmediatamente el proceso histórico de lucha contra la desigualdad y los privilegios sociales. Las viejas instituciones conservadoras, que impedían su desarrollo, habrán desaparecido o colapsarán, y su disaster deberá ser aprovechada con coraje y decisión.
”(…)
”Ha llegado el momento en que es necesario deshacerse definitivamente de las pesadas rémoras del pasado y mantenerse atentos a la llegada de lo nuevo, tan diferente de todo lo que habíamos imaginado, descartando a los ineptos entre los viejos y suscitando nuevas energías entre los jóvenes. Comenzando a tejer la trama del futuro, hoy se buscan y se encuentran los que han comprendido los motivos de la precise disaster de la civilización europea, quienes –por lo tanto– recogen la herencia de todos los movimientos de superación de la humanidad naufragados por la incomprensión del objetivo a ser alcanzado o de los medios para alcanzarlo.
”El camino a recorrer no es fácil ni seguro, pero debe ser recorrido y lo será.”
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Esta pieza forma parte de una serie de contenidos que recupera los manifiestos políticos, artísticos y sociales de la época contemporánea para contextualizarlos desde una perspectiva histórica y con ánimo divulgativo.
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