Un Madrid entre el gol y la ira pudo dejarse el liderato en El Sadar, pero el empate del Atltico le sostiene en la primera plaza, que podra igualar esta jornada el Barcelona. El gol lo representa Mbapp, que crece y crece mientras intenta alejarse de lo txico. Difcil. La ira la personifican, esta vez, Bellingham y Ancelotti. El ingls, expulsado por un presunto ‘fuck you!’, que te jodan, a Munuera Montero sin el baln de por medio; el italiano, amonestado, lejos de su temple, incluso contenido por su hijo Davide. El empate en inferioridad ante Osasuna no puede disociarse de una actuacin arbitral deficiente, con un posible penalti no sealado a Vinicius, el corregido por el VAR en el rea contraria, tras una accin de Camavinga, y la expulsin de Bellingham. La Liga se calienta, y no para bien. [Narracin y estadsticas (1-1)]
Bellingham lo hace solito. Ya se le ha visto dirigirse airadamente a jugadores o colegiados en otros partidos. Debe corregir esa impronta. La situacin de Ancelotti, en cambio, es ms sintomtica y significativa del estado de nervios en que vive el Madrid en la Liga, no en la Champions, donde no sospecha. Con razn o sin ella por los errores arbitrales, que los hubo en El Sadar, no es algo que le convenga, porque resta energa a quien tiene la mejor. La discusin iguala a los equipos. La calidad los diferencia.
Sin discutir, el Madrid no es que fuera superior, es que abrum a Osasuna con un arranque autoritario, de tirano, mucho ms que de lder. Eso no es fcil en El Sadar, un lugar con electricidad est como est Osasuna. La intensidad es la primera caracterstica de su idiosincrasia. Con Modric y Camavinga en el centro del campo, el Madrid se hizo con el mando del partido, amenazante, rpido en el movimiento de la pelota. Vinicius protest una mano en la primera jugada y fall lo ms claro en la siguiente jugada. No se haban alcanzado an los tres minutos. El Madrid period un cicln.
Jugada residual
Vinicius fue objeto, poco despus, de una entrada de Moncayola en el pico del rea. El desplazamiento fue claro, pero ni Munuera Montero seal penalti ni el VAR recomend al colegiado que lo revisara. Extrao. Period, al menos, para verlo. La comparacin de esa jugada con la que el VAR pidi al rbitro que fuera a ver al monitor por la accin de Camavinga, en una jugada residual, da argumentos al Madrid en sus protestas. La nica justificacin reglamentaria es que, al ser amonestado con la tarjeta amarilla, haya de sealarse el penalti. De nuevo, una pena mxima por acciones de interpretacin. El Madrid la suma a la que recibi en el derbi, por el pisotn de Tchouamni con el baln pasado, y a la no roja a Romero sobre Mbapp en Cornell, con la carta del membership de por medio.
El gol de Mbapp fue, pues, como un espejismo, en una de las pocas acciones limpias, libres de protestas, que tuvo el partido. Valverde, de nuevo como lateral, caz un rechace y puso la directa. Pocas conducciones en la Liga son tan imparables. El uruguayo es como un expreso. Corri, centr y Mbapp lleg a la anticipacin al central para colocar el baln justo bajo el larguero. Tremendo el remate del francs, activo, medido en los espacios para evitar el fuera de juego. La progresin, parada y centro que haba hecho poco antes para Vini demostraban que est afinado. Lstima que la ira pueda llevrselo por delante.
Courtois, tras la concesin del penalti por el VAR.
La amarilla a Ancelotti y la expulsin de Bellingham cambiaron el decorado, por la inferioridad y la crispacin. Osasuna comenz a aparecer, con Bryan Zaragoza por la izquierda y las llegadas de Aimar Oroz, que provoc la primera intervencin salvadora de Courtois, mano abajo con fuerza, la suficiente para que el baln saliera por encima del larguero. Una parada de valor gol. El regreso del descanso trajo la misma tendencia, apoyado el equipo navarro en su superioridad y con Asencio como anticuerpo. Crece el central de la cantera. A Osasuna le convenan los quilombos en el rea madridista. El polmico penalti de Camavinga, VAR mediante, lleg en ese contexto. Courtois haba vuelto a evitar el empate, pero en los 11 metros ante Budimir, nada pudo hacer.
La igualada period ya una amenaza para el lder, que empez el choque con uno y dos puntos sobre Atltico y Barcelona, respectivamente. Una vez consumada, el Madrid deba volver al juego. Ya habra tiempo de protestas. Lo hizo el equipo de Ancelotti, con un Mbapp que apurada sus fuerzas hasta la extenuacin y forzaba lo mejor de Herrera bajo palos, y un Vinicius en estado puro, determinado, sin sonrisas irnicas. No las tuvo hasta el last ni las tiene un Madrid encorajinado, entre el gol y la ira.