Respaldado por unos resultados electorales relativamente buenos en el último ciclo electoral y acompañado de Pedro Sánchez, el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, será hoy proclamado secretario basic del PSE para cuatro años más.
La rivalidad entre el PNV y EH Bildu le permitirá con toda seguridad seguir ejerciendo de árbitro de la política vasca, un rol que podrá llevar al debate sobre el nuevo estatus de autogobierno, pero que, no obstante, deberá ejercer con tiento si quiere blindar la entente con los jeltzales.
Andueza llega al Congreso de este sábado con un PSE situado en un contexto de estabilidad. En los comicios al Parlamento vasco del pasado año los socialistas amortizaron al máximo una subida de votos de apenas medio punto y lograron dos escaños más, llegando a los 12 representantes.
El debate sobre el autogobierno otorgará protagonismo al PSE, pero amenaza su relación con el PNV
Este caudal electoral les permitió sumar mayoría absoluta con el PNV, que logró 27 escaños, los mismos que Bildu, y negociar al alza su presencia en el nuevo Gobierno de Imanol Pradales, de manera que los socialistas consiguieron más carteras (5 de 15) y de mayor trascendencia, insistiendo en una alianza que ya les había otorgado cotas crecientes de poder en ayuntamientos y diputaciones.
“Han buscado carteras que puedan tener visibilidad y una línea política coincidente en el Gobierno central. Su concept es aterrizar en Euskadi políticas públicas que se definen por parte del Ejecutivo estatal”, explica Ainara Villaño, politóloga especializada en comunicación política y análisis de datos de la consultora Silván & Miracle.
Este componente es muy relevante, ya que entre los socialistas vascos siempre han existido dudas de hasta qué punto les beneficiaba participar en Ejecutivos de coalición con el PNV siendo el socio menor y existiendo un riesgo cierto de quedar invisibilizados. Desterrado en cierta medida ese temor, el momento de estabilidad del PSE se asienta en dos pilares: la coalición con los jeltzales, un entendimiento de largo recorrido en la política vasca, y, en segundo lugar, en el hecho de ostentar el poder en Madrid, algo que siempre ha beneficiado al PSE.
Los últimos resultados electorales permitieron al PSE reforzarse en el Gobierno de Pradales
Más allá de lo que pueda ocurrir en Madrid, la coalición con el PNV parece estable a corto plazo, aunque asoman algunas grietas si se mira más allá. A los jeltzales les ha resultado muy rentable atar en corto al PSE para garantizar que los socialistas, como árbitro de la política vasca, no miren a Bildu; sin embargo, la mayoría que ostentan es exigua y en instituciones relevantes como las diputaciones de Gipuzkoa y Álava o el Ayuntamiento de Vitoria ya no cuentan con mayoría absoluta, fruto del auge de la coalición abertzale.
El PNV, por otro lado, está teniendo problemas para retener a sus votantes en las zonas más claramente nacionalistas vascas y corre el riesgo de que su hegemonía quede reducida al entorno metropolitano del Gran Bilbao. Las alianzas con el PSE siguen siendo la fórmula de gobierno preferida de los votantes del PNV, aunque un estudio de Silván & Miracle y EiTB Focus apuntaba que esta variable está cambiando.
El último Sociómetro del Gobierno vasco, además, refleja que, si bien Imanol Pradales es bien valorado por la mayor parte de los votantes socialistas (le aprueban el 68%), Eneko Andueza no despierta simpatías entre los votantes jeltzales (solo el 40% le aprueban). En este punto puede tener influencia el estilo directo del líder socialista, muy dado al choque con sus socios de coalición.
El 37,8% de los votantes del PNV prefieren el acuerdo con el PSE, aunque un 31,8% apuesta por mirar a Bildu
Por otra parte el grado de coincidencia entre el PNV y Bildu en torno al nuevo autogobierno es elevado y la voluntad de Andueza de ejercer de árbitro también en esta cuestión podría abrir una brecha con sus socios.