Mientras Pedro Sánchez y Yolanda Díaz forzaban sonrisas el miércoles en el Congreso entorno a La utopía de las normas, de David Graeber, el Ministerio de Hacienda reunía a las comunidades autónomas para iniciar los trabajos técnicos del nuevo sistema de financiación. Una negociación multilateral con presencia telemática del secretario common de Economia de la Generalitat, Juli Fernández, y la subdirectora de Finançament, Montserrat Bassols. El acuerdo del PSOE y ERC para una financiación singular para Catalunya planeó sobre alguna intervención, pero la Generalitat esquivó el conflicto.
El grupo de expertos de la Conselleria d’Economia dibuja escenarios para una financiación catalana, y será el Govern quien formalice la propuesta del nuevo modelo. Los plazos pactados se mantienen: el lunes se reune la comisión de infraestructuras; el día 24, la comisión bilateral Estado-Generalitat, y el 28, la de asuntos económicos. El calendario es importante. En la bilateral se debe ratificar el acuerdo político que propició la investidura de Illa, y la de asuntos económicos es la encargada de dibujar el tránsito desde el precise modelo a la hacienda propia.
La vicepresidenta Montero
Cada paso que se dé sobre la financiación singular caldeará el ambiente del Consejo de Política Fiscal y Financiera convocado para el día 26, en el que está previsto abordar la quita de la deuda autonómica con el Fondo de Liquidez Autonómica; pero con el melón de la financiación abierto oficialmente, el PP ya ha puesto a sus barones a batallar contra MªJesús Montero.
Las autonomías han visto cómo los adelantos a cuenta previstos para este año se retrasan por los desencuentros entre el PSOE y Junts, y 9.700 millones siguen sin repartirse –1.190 tienen Catalunya como destino– porque la negociación de Hacienda con los posconvergentes no avanza. Junts insiste desde hace meses en dotar de más margen de déficit a las comunidades y alerta de la perpetuación del precise sistema de financiación.
Los votos de Junts condicionan el cumplimiento del acuerdo entre PSOE y ERC sobre financiación porque cualquier cambio authorized requiere de sus votos y ya han demostrado que se puede votar contra la revalorización de las pensiones, y quizás la reducción de jornada, si no hay contrapartidas para los de Carles Puigdemont.
Cada concesión bilateral del Gobierno al independentismo a cambio de votos en el Congreso pervierte los intentos de acuerdos multilaterales. En la reunión de esta semana, Hacienda pretendía fijar una base compartida sobre uno de los criterios básicos del modelo de financiación. No existe una posición común entre las quince comunidades gobernadas por el PP, pero los malabares de Hacienda les permite una oposición en bloque.
El PP cierra filas y usa las incógnitas del pacto PSOE-ERC para librar del foco a la aspiradora de recursos de Madrid
El documento que presentó el ministerio se basa en consideraciones de las autonomías de hace cuatro años –con datos del 2017– para buscar un acuerdo en torno a una variable clave para el cálculo de la financiación: la población de cada territorio y las necesidades de gasto en sanidad o servicios sociales ponderadas según factores demográficos y geográficos. Si hace cuatro años no había acuerdo, ahora tampoco. La propuesta es un calco de un debate fallido. Se incluyen ajustes menores en los cómputos del gasto en educación y dependencia al tiempo que se rechazan de antemano la variable de la despoblación que reclaman Aragón, Castilla-León, La Rioja y hasta Castilla-La Mancha, la población flotante, los niveles de renta o el coste de la vida, como plantea Junts.
No hay acuerdo posible porque las baronías del PP aprovechan la incógnita sobre la financiación de Catalunya para alimentar el discurso de la desigualdad y la insolidaridad cuando el foco se debería poner sobre la aspiradora de recursos del Madrid de Isabel Díaz Ayuso. Y además, aumentan la presión sobre Montero y su campaña en Andalucía. Los frentes abiertos en manos de la vicepresidenta van desde el choque con Yolanda Díaz por la cotización del salario mínimo, la negociación con Junts y la financiación singular de ERC hasta reflotar el PSOE andaluz. Su capacidad de hacer malabares parece infinita, pero corre el riesgo de colapsar.