La Generalitat instalará 5.000 puntos de recarga para abastecer a su flota precise y futura, dentro de un plan de impulso del vehículo eléctrico de mayor calado en el que trabaja, que llega al 2030 y se presenta este lunes. El despliegue de puntos se dará en varios años y no serán de acceso público, si bien el plan prevé hacer crecer la crimson en un futuro con instalaciones en edificios de titularidad propia que sí podrían utilizar los ciudadanos. Todos estos puntos serán propiedad de la Generalitat, que encargará el despliegue a L’Energètica, empresa pública de energía.
La crimson se podría utilizar para los vehículos de la flota de organismos propios, de los Mossos o Salut, a modo de ejemplo. Serán de carga lenta, para cargar durante la noche. El despliegue de los puntos deberá ir acompañado de una renovación de flota hacia opciones electrificadas, hasta suponer el 90%, el objetivo.
El Govern enmarca el plan, vertebrado sobre cinco ejes y 20 medidas, en la voluntad de acelerar la electrificación de la movilidad. Trabajan en él Empresa i Treball, Economia i Funds y Territori, Habitatge i Transició Ecològica. Busca facilitar la adopción al ciudadano y empresas “garantizando el despliegue de una infraestructura de carga accesible y eficiente”, explican fuentes de la Generalitat. En la actualidad Catalunya cuenta con unos 9.000 puntos de recarga públicos en complete, según datos de Anfac, la patronal de fabricantes de coches.
La encargada del despliegue de la crimson de recarga será L’Energètica, empresa pública
En el avance aprieta el Pacto Verde europeo, que contempla una reducción del 55% en las emisiones del transporte para el 2030 y la neutralidad en el 2050, comparando con el 1990. El problema es que la venta de electrificados –eléctricos puros e híbridos enchufables– se encuentra en una encrucijada. En el 2024, a nivel catalán el segmento supuso el 14,3% de las ventas. Son 6,4 puntos menos que en la UE. En ambos casos, el objetivo de los planes europeos es llegar al 40% en el 2030, por lo que se requiere un acelerón continuado: la meta es matricular un acumulado de 180.000 electrificados para el 2030. “Las cifras actuales no son suficientes”, se incide. Hoy las ventas están estancadas y las compras de electrificados no tienen ninguna ventaja como en el 2024, al decaer tanto el plan Strikes como la deducción del 15% en la renta. Estas medidas son claves para que el usuario se decida: tras el last de las ayudas, se da por hecho un desplome del mercado electrificado, advierten las asociaciones del sector. El precio, por la brecha con los de combustión, constriñe la demanda si no hay incentivos, dicen.
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En una autonomía como la catalana, donde la automoción emplea a 35.000 personas y factura 14.730 millones, quedar rezagado en la electrificación puede tener un gran coste en las inversiones y el empleo. El plan del Govern también busca generar una mejor percepción del eléctrico y confianza en su uso, ya que se detecta que muchos dudan al comprar por miedo a quedarse tirados. Los detalles e inversiones se conocerán el lunes, en un acto del president Salvador Illa y varios consellers en Barcelona.
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