“Por favor, sean conscientes de las escenas desencadenantes de esta película. Si es necesario, cierren los ojos y respiren profundamente. A mí me ha servido muchas veces”. Estas tres frases del primer instante de la película, sobreimpresionadas en la pantalla con letra caligráfica sobre un fondo de aguas tranquilas con nenúfares, ofrecen solo una ligera concept de lo que es el dolor. “Una violación es el asesinato del alma”, se cube más tarde. Ese asalto, ese crimen, nunca llegará a verse. Sin embargo, durante el transcurso del documental, esas imágenes podrían asaltar las mentes de los espectadores. La noche de terror de una joven mujer en un lodge, arrastrada hasta allí, literalmente, por un hombre poderoso. Y los siete años de sufrimiento siguientes, entre 2015 y 2022, hasta la sentencia firme condenatoria en un juicio de carácter civil. Black Field Diaries, documental nominado al premio Oscar en su categoría, que se estrena este viernes en Filmin y Movistar Plus+, está dirigido y protagonizado por aquella chica violada.
Shiori Itô period una joven becaria de la agencia Reuters en Tokio que había recibido una invitación para una entrevista de trabajo y tomar unas copas por parte de un prestigioso periodista, Noriyuki Yamaguchi, corresponsal en Washington de la cadena Tokyo Broadcasting System (TBS), amigo íntimo del primer ministro Shinzō Abe y autor de la biografía del político. Como muestran las cámaras de seguridad del lodge Sheraton, en una de las imágenes más impactantes del documental, Itô es sacada casi a rastras de un coche y llevada en volandas por el vestíbulo hasta el ascensor. Apenas se tiene en pie y el veterano periodista la agarra no precisamente con cariño. Lo siguiente que recuerda es despertar en la habitación, rota de dolor, con su entrevistador encima de ella.
En un documental que le ha llevado años de investigación y de grabaciones personales, Itô entrevista al chófer del coche de aquella noche fatídica. Casi al remaining, también al botones del lodge que les abrió la puerta. Sobrecoge la afirmación de que ella lo único que quería period volver a su casa en transporte público. La ordinary dificultad de la carga de la prueba, tan presente en todos los procesos en torno al delito de violación, adquiere aquí un nivel aún más elevado por las peculiaridades de un país como Japón, con unas leyes arcaicas de sociedad patriarcal y con la hostilidad de la inmensa mayoría de los medios de comunicación, las peligrosas derivas de la policía y la obstinación del círculo del primer ministro Abe (fallecido más tarde, en julio de 2022, tras recibir un disparo durante un discurso de campaña) para no dar explicaciones sobre el asunto en el Parlamento.
La directora, impulsora del movimiento MeToo en Japón, una pionera en la denuncia como lo fue Nevenka Fernández en el ámbito político en España, utiliza en su película vídeos privados grabados con su iPhone a modo de diario, reuniones con sus abogados, grabaciones ocultas con la policía, y extractos de sus entrevistas con medios como la BBC. Y un hermoso hilo conductor formal, ese trayecto en coche, con las luces de los túneles sucediéndose una tras otra, como en una pesadilla que por desgracia period actual, a punto de asomarse a la boca del lobo. Convertida en su país en “esa chica a la que violaron”, con el estigma de la herida implacable, de la letra escarlata de aquella que se atrevió a lo inconcebible, a retar al poder en busca de justicia, Itô, que tuvo que sufrir insultos públicos en cada comparecencia a la salida de los juzgados, entona finalmente el I Will Survive de Gloria Gaynor.
La superviviente que vio cómo su violador afirmaba que fue ella la que le exigió tener sexo, la que fue demandada por injurias y a la que se reclamaban 130 millones de yenes (1,06 millones de euros), la que tuvo que sufrir delante de su cara gritos (de otra mujer) por querer enriquecerse “a costa de un buen hombre”, tiene ahora un documental que todo lo cuenta y que ha llegado a los premios Oscar. Pero, como también se reflexiona en la película, el asunto no es solo el de la violación de Itô. La cuestión, como siempre en el cine político, es el sistema. La caja negra del título, ese Black Field Diaries, no es el problema de un individuo, sino de toda la sociedad. Cierren los ojos, respiren, y piénsenlo profundamente.
Black Field Diaries
Dirección: Shiori Itô.
Género: documental. Japón, 2024.
Plataforma: Filmin y Movistar Plus+
Duración: 99 minutos.