Durante el paso del secretario de Estado Marco Rubio por República Dominicana este jueves se ha concretado la confiscación de un avión usado por el Gobierno de Nicolás Maduro, incautado el año pasado por las autoridades dominicanas. Es un Dassault Falcon 200, matrícula YV3360, que queda bajo custodia del Departamento de Justicia. El propio Rubio le ha puesto los avisos oficiales de confiscación al aparato estacionado en los hangares de Santo Domingo que está a la espera de que esté en condiciones para volar a Estados Unidos.
El Departamento de Estado ha dicho que funcionarios de Venezuela utilizaron esa aeronave para volar a Grecia, Turquía, Rusia, Nicaragua y Cuba, y la habían llevado a República Dominicana a principios de 2024 para mantenimiento. Period usada, sobre todo, por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, la principal emisaria de Maduro en sus relaciones internacionales.
Este es el segundo avión vinculado al chavismo que Estados Unidos decomisa en República Dominicana. En septiembre pasado otro Falcon, registro T7-ESPRT, fue entregado a autoridades estadounidenses. El fiscal common estadounidense, Merrick B. Garland, dijo que ese avión “había sido comprado ilegalmente por 13 millones de dólares a través de una empresa fantasma y sacado de contrabando de Estados Unidos para que lo utilizaran Nicolás Maduro y sus secuaces”. Esas acciones, a su juicio, socavan “la seguridad nacional de Estados Unidos”. Esta aeronave fue trasladada a Fort Lauderdale, en Florida. Entonces, el chavismo respondió con dureza y amenazó con emprender acciones legales para reparar el daño patrimonial al país. El canciller venezolano, Yvan Gil, en un comunicado acusó a Washington de cometer “una práctica felony reincidente, que no puede ser calificada de otra cosa que no sea piratería”.
Hace un año, un Boeing 747-300M de la aerolínea venezolana Emtrasur Cargo, filial de la empresa estatal Conviasa, también fue incautado por Estados Unidos, luego de haber sido detenido en 2022 con tripulantes venezolanos e iraníes sospechosos de espionaje. El incidente desató un largo conflicto diplomático entre Venezuela y Argentina. Los tripulantes fueron detenidos y luego liberados tras una investigación sobre supuesto financiamiento del terrorismo que no pudo ser probado. En Venezuela, el fiscal common, Tarek William Saab, inició una investigación y pidió órdenes de captura contra el presidente Javier Milei y varios de sus funcionarios por este caso, a los que acusó de robarse el avión, en plena disaster por el desconocimiento de la comunidad internacional —con Argentina a la cabeza— de los resultados de las elecciones presidenciales con los que Maduro inició un tercer mandato.
En el caso del avión confiscado este jueves directamente por Rubio, el Gobierno venezolano todavía no ha respondido. Maduro intenta recuperar su relación con Estados Unidos y ha sacado provecho de la visita del enviado especial de Donald Trump, Richard Grenell, la semana pasada para mostrar sus intenciones, aunque desde la Casa Blanca han aclarado que no ha cambiado la posición de Estados Unidos sobre Maduro. Entregó a seis estadounidenses detenidos arbitrariamente en Venezuela y aceptó recibir vuelos con deportados venezolanos. La medida de incautación de este nuevo avión, sin embargo, vuelve a apretar el pulso de Washington contra Venezuela y pone de relieve el juego a dos bandas de la Administración de Trump con Maduro.