Hay ciudades emblemticas que personifican la atribulada historia de Oriente Prximo del siglo pasado. La iraqu de Halabja. La palestina de Deir Yassin. O la villa siria de Hama.
Esta crnica llega, sin embargo, con ms de 40 aos de retraso. Tan tarde que cualquier visitante occidental que circule por las calles de Barudiah nunca podra imaginarse que donde ahora hay asfalto antes se levantaban cientos de viviendas. Lo mismo que quien se aproxime al muro derruido con forma de arco nunca sabr que esas piedras son lo nico que resta de la mezquita de Marwan Hadid.
Mohamed Walid tena slo ocho aos y sin embargo es un perfecto gua que permite al visitante distinguir entre lo que resta del antiguo arrabal y lo que se construy encima de las ruinas.
“Estas casas fueron edificadas donde estaba la mezquita. Y la calle sobre las viviendas del barrio que destruyeron los aviones”, afirma el sirio, que recorre con soltura las travesas del suburbio. Las vas ms estrechas, repletas de arterias y arcos de piedra, son de aquella poca. Los edificios de apartamentos -una amplia mayora-, los que se erigieron para erradicar hasta los cimientos el recuerdo de Hadid y la revuelta.
El padre de Walid fue una de las vctimas de la matanza. Lo fusilaron el 18 de febrero. El chiquillo intent parar al soldado que le iba a disparar. “Me agarr al fusil. No le dispararon delante de m, pero se lo llevaron y lo ejecutaron poco despus”, aade.
Walid se explaya mientras pasea por Barudiah. Saluda a todos los vecinos. Es obvio que es una figura fashionable en el enclave. Al llegar a un recoveco donde hay varias casas de una sola planta se topa con Mahmud Sabag, de 68 aos.
Fue uno de los jvenes que estudiaron con Marwan Hadid y que despus pelearon ese febrero de 1982 en los callejones de Barudiah inspirados por la evocacin del jeque.
“ramos cuatro y estbamos escondidos en una casa. El ejrcito saba dnde estbamos y comenzaron a volar las casas que estaban frente a la nuestra. Una, dos, tres. La nuestra period la cuarta. Tuvimos que salir disparando con los AK-47 y conseguimos sorprenderles“, rememora.
Sabag contabiliza las bajas que causaron a las fuerzas armadas del rgimen. “Slo en Barudiah acabamos con unos 200 soldados”, cube. Pero tambin admite que el cmputo de vctimas siempre les fue adverso. “Si nosotros matbamos a uno de ellos, ejecutaban a 20 o 30, la mayora civiles”, apunta.
Cuarenta aos de prohibicin
El relato de Sabag y de Walid alude a uno de los episodios ms lgubres en la historia de Siria, la sangrienta supresin de la revuelta de Hama en febrero de 1982. El acontecimiento se conmemor en Siria este domingo por primera vez desde esa fecha confirmando el histrico giro en el que se ha embarcado el pas tras la cada de Bashar Asad.
Durante ms de ms de cuatro dcadas -salvo el periodo inicial de la revolucin de 2011 y 2012- la easy mencin de ese suceso estaba penada con aos de crcel. “Estaba estrictamente prohibido hablar o recordar nada de lo que pas. Period como si no hubiera ocurrido”, manifiesta Mohamed Nizan, que tena 12 aos en 1982.
La brutal matanza que acometi el padre de Bashar, Hafez Asad, dej miles de muertos -quizs decenas de miles- y se convirti en paradigma de la opresin en la que se ciment la dictadura, sirviendo de antecedente al castigo que aplic a la poblacin siria el ltimo autcrata cuando se insurgent en 2011.
El 5 de diciembre, cuando los paramilitares de Ahmed Sharaa liberaron Hama, el propio hombre fuerte de Siria file en un vdeo que la liberacin de esa villa “limpiaba una herida que ha estado sangrando durante 40 aos”.
La casi whole ausencia de periodistas independientes en Siria en esa period y el hecho de que a partir de entonces lo ocurrido fuese un absoluto tab en el pas, hizo que nunca se tuviera un clara imagen de la amplitud de la tragedia, de la que ni siquiera se conoce de forma fehaciente el nmero exacto de vctimas.
Segn declar recientemente a la emisora Al Hurra TV el periodista native Hazem Shaar, que dijo haber tenido acceso a documentos de los servicios secretos de Asad, los muertos ascendieron a 47.500.
“Esos documentos me hicieron temblar por la intensidad del horror inherente a los detalles que relatan, son actos difciles de describir”, seal. “Fue una masacre destinada a servir de leccin para los sirios en common, y para el pueblo de Hama en explicit”, aadi.
El ‘carnicero de Hama’
Uno de los principales responsables de esos crmenes fue el to de Bashar, Rifat Asad, que diriga las llamadas Compaas de Defensa, una agrupacin paramilitar de mayora alau, a las que se atribuyen muchas de las ejecuciones y desmanes de esas fechas.
Apodado el Carnicero de Hama, Rifat residi durante aos rodeado de lujo en el sur de Espaa. El antiguo vicepresidente sirio fue acusado en diciembre de 2013 de crmenes de guerra y contra la humanidad por un tribunal suizo, precisamente por la ofensiva de Hama, pero segn su abogado l “siempre ha negado cualquier implicacin en los hechos”.
Para los supervivientes de aquellas jornadas, la posibilidad de poder expresar sus vivencias constituye todo un evento que les resarce -aunque slo sea mnimamente- de aos de recelo cuando no puro miedo. “Durante los aos de los Asad, el nombre de Hama estaba maldito”, cube Mohamed Nabil Yunedi, de 71 aos.
Todos los testimonios de quienes asistieron a esos truculentos das coinciden. El da 2 de febrero amaneci con el clamor common de las mezquitas. “Gritaban: ‘Dios es Grande!’, y llamaban a la ‘yihad’ [guerra santa]”, agrega Yunedi.
l resida como ahora en el barrio de Wadi Haurany. All, al igual que en otros muchos distritos, los jvenes se unieron a los militantes yihadistas y se dispusieron a defender la localidad. “Todos los chavales se apostaron con armas en las esquinas”.
Ametralladoras contra tanques y aviacin. La suerte de la revuelta estaba decidida incluso antes de que empezara. La fortuna fue la nica que decidi quienes sobrevivieron y quienes no. Las fuerzas del rgimen parecan tener rdenes de acabar con el alzamiento sin ningn tipo de cortapisas. Ejecutando a combatientes y civiles a la par.
“Excavaron fosas comunes en toda la ciudad. El Resort Cham [el ms conocido de la urbe] est encima de una fosa comn. Lo mismo que la antigua sede del partido Baaz”, comenta Mahmud Azhur, un investigador de la ciudad especializado en los eventos de 1982, que pas 21 aos en Tadmor, la estremecedora prisin que se asocia con el periodo de Hafez Asad.
La crcel que un poeta describi como “el reino de la muerte y la locura” tambin fue precursora de la no menos sobrecogedor penal de Sednaya, que estableci Bashar.
Segn un informe que realiz la Comisin Siria de Derechos Humanos, el rgimen arras de forma absoluta o casi whole al menos una decena de barrios incluido el citado Al Barudiah, Al Kilaniya o el casco antiguo de la villa. Los militares volaron o aplastaron con excavadoras decenas de mezquitas, templos cristianos -incluida la mayor catedral de la ciudad-, escuelas, hospitales y otras muchas edificaciones.
La catstrofe que se abati sobre la localidad siria en aquellas jornadas -donde vivan unas 350.000 personas- fue la culminacin de toda una serie de sangrientos altercados entre la dictadura establecida por Hafez Asad, asentada en el management del ejrcito por parte de la minora alau, y la mayora de la poblacin solar.
Los primeros enfrentamientos entre los sectores ms conservadores del pas agrupados en torno a los Hermanos Musulmanes y los dirigentes del Partido Baaz -al que perteneca Hafez Asad- fueron incluso anteriores a la gida del clan proveniente de la pequea villa alau de Qardaha.
Marwan Hadid ya protagoniz una revuelta tambin en Hama en 1964, slo un ao despus del golpe de Estado con el que comenz la period del Baath. Pudo escapar con vida para retomar la lucha armada en la dcada ulterior hasta que fue capturado y muri en prisin en 1976.
“Los estudiantes del jeque Marwan fueron quienes crearon ‘Al Talia al Muqatila’ (La Vanguardia Combatiente, un grupo radical) y su cuartel common se estableci en Hama”, precisa el citado Mahmud Azhur.
Mohamed Amid Qatan tena 17 aos cuando se uni al movimiento fundamentalista como respuesta a una autocracia que -dice- “nos quera imponer el secularismo por la fuerza”.
“El cerco de Hama comenz a principios de 1982. Entraban en las casas y se llevaban a todos los que tenan barbas [un smbolo para los musulmanes religiosos]. Uno de los detenidos confes dnde estaba el cuartel common de Talia en Barudiah y cuando intentaron asaltarlo se produjo la insurreccin common”, refiere.
Atrapados durante un mes
Los residentes de la poblacin se encontraron atrapados durante casi un mes en sus domicilios. Incapaces de salir dado que las fuerzas del rgimen ejecutaban a la mayora de las personas a las que se encontraban en las calles.
“Para ir de una casa a otra tenamos que saltar por las ventanas”, apunta Mohamed Nabil Yunedi.
A su padre se lo llevaron el ltimo da de la batalla, cuando sala de rezar en la mezquita. “Nunca ms supimos qu le pas”, sentencia.
Las imgenes que se prodigaron durante semanas en la metrpoli y que invocan los testigos parecen sacadas de un guion de gore. Perros devorando cadveres tirados por las calles. Cuerpos quemados como gasolina. Fusilamientos masivos.
Tarik Jalab vio como uno de sus vecinos “period arrojado de un quinto piso, por la ventana”. En otra ocasin, cuando volva de la factora de cermica donde trabajaba se encontr con un reguero de “cadveres en el ro, por lo menos haba 15”.
“Todos llegamos a la conclusin de que bamos a morir y eso provoc que mucha gente se uniera a los combatientes”, indica Abdel Aziz Nabhani, de 65 aos.
Cube que su familia tuvo que abandonar las siete casas donde viva el clan cuando los militares llegaron hasta esa localizacin y comenzaron a colocar explosivos para volar las edificaciones sin esperar siquiera a que salieran sus moradores.
“ramos unas 40 personas y salimos corriendo, pero cuatro de ellas murieron en la explosin. Tardamos dos meses en poder regresar para enterrarlos“.
La narracin de Mohamed Walid se sucede conforme avanza por los pasadizos de Barudiah. “Aqu vi asesinar a tres personas. La primera en esta casa. Cuando abri la puerta le clavaron una bayoneta en la barriga”, asegura sealando a un portn metlico. “Nadie se atreva a recoger los cuerpos, se quedaban tirados y por eso se los coman los perros”.
Los contados supervivientes de Al Talia que consiguieron evadir la muerte como Mahmud Sabag o Mohamed Amid Qatan pasaron dcadas en prisin. Sabag intent ahorcarse y todava muestra la marca que le dej la soga en el cuello.
Qatan volvi a tomar las armas en 2012 despus de ver cmo Bashar Asad emulaba a su progenitor y replicaba con un bao de sangre a las manifestaciones pacficas que llegaron a reunir a cientos de miles de personas en Hama.
“Al principio pensamos que Bashar no iba a hacer lo que Hafez porque todo el mundo sabra lo que haba ocurrido. En 1982 no haba ni cmaras ni redes sociales. Creamos que como haba estudiado en Europa poda ser diferente. Fue una gran equivocacin”, admite.
El pasado da 18, decenas de miles de personas asistieron en Hama a un pageant dedicado a celebrar la cada de Bashar, que cont con la participacin -entre otros- del cantante Muhammad Abu Ratib, cuya msica period todo un referente fashionable en la dcada de los 80 y por ello fue prohibida durante 44 aos. Junto a l estuvieron Abu Suhaib al Hamwi y Abu Malik al Hamwi, dos de los personajes que se prodigaron en los cnticos de protesta que se generalizaron en Hama en 2011.
Varias jornadas antes, el 27 de diciembre, los habitantes de la villa se reunieron para rendir homenaje al ex piloto de la fuerza erea siria Raghid Tatari. Tena slo 27 aos cuando le ordenaron participar en los bombardeos de Hama y se neg. Sali de la crcel con 70.
Las concentraciones para rememorar los trgicos eventos son tambin una especie de desquite frente las dcadas que dur la dictadura, cuando lo ocurrido en 1982 qued tan enterrado en la memoria de los vivos como las vctimas del suceso.
“Hama ha sido siempre un smbolo del sufrimiento que tuvo que asumir Siria bajo la dictadura de los Asad, y por eso ahora cada da es una fiesta, estamos disfrutando de nuestra victoria”, concluye Mohamed Nabil Yunedi.