Jorge Ramos no tolera el silencio. El periodista mexicano, quien recientemente se retiró de la cadena Univisión después de casi cuatro décadas de trabajo, fue noticia en 2015 cuando le señaló a Donald Trump su xenofobia contra los migrantes—razón por la que lo expulsaron de una conferencia de prensa. También lo fue en 2019, cuando le señaló a Nicolás Maduro su autoritarismo—razón por la que lo expulsaron de Venezuela. Pocos periodistas se apersonan como él de aquella máxima que cube que el periodismo existe para “cuestionar a los que tienen poder”, sean de izquierda o derecha, latinoamericanos o norteamericanos. Ramos confronta al poder sabiendo que no le volverán a dar una entrevista, entendiendo los costos de su tono combativo. Así lo explicó en la noche del sábado en el Hay Competition en Cartagena, a donde llegó a presentar su libro Así veo las cosas, en conversación con la periodista Diana Calderón, columnista de EL PAÍS. Los dos subieron al escenario media hora después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara duros aranceles contra México, Canadá y China.
“La situación es sumamente complicada, pero insistiría en el tema del silencio. Los dictadores y los líderes autoritarios no surgen porque sí, surgen porque hay silencio”, cube, añadiendo que si Donald Trump ganó la presidencia es porque empresarios, y algunos medios, entre otros, “están dispuestos a quedarse callados”.
El silencio en el periodismo es el que más le irrita, el que fue evidente en la campaña presidencial norteamericana cuando los dueños de los diarios Los Angeles Times y Washington Post decidieron frenar editoriales a favor de Kamala Harris, por miedo a la retaliación en caso de una victoria de Trump. ”El hecho de que Donald Trump esté en el poder no es totalmente culpa de los periodistas”, cube el veterano reportero. Pero algo de responsabilidad hay si se quedan en silencio, insisten, porque “nuestra obligación como periodistas es ser veraces, más que no neutrales”.
Ramos habló de su infancia para explicar por qué le irrita tanto el silencio y el autoritarismo. Describió a su padre como “muy estricto”, y su escuela como un lugar atemorizante donde sacerdotes benedictinos le pegaron. “Tuve que estar mucho tiempo frente a esos dictadores”, cuenta. Agobiado por el poder, del padre y de la escuela, “encontré en el periodismo la única manera de revelarme de manera legítima”.
Ramos no le tiene miedo al debate ante una audiencia donde el presidente Gustavo Petro tenía muchos críticos y unos pocos seguidores. Confesó que aunque no es admirador de Petro, le pareció bien que el presidente hablara por los derechos de los migrantes hace una semana, cuando se enteró que estos estaban siendo deportados en cadenas y en aviones de la fuerza pública. “Alguien tenía que salir a defender a los colombianos, y Gustavo Petro lo hizo”, afirmó dos veces en su charla. Ramos está pidiendo no solo a los periodistas que rompan en silencio, como él lo hizo ante Maduro en 2019 o Trump en 2015, sino a los presidentes y ciudadanos.
“El canal de Panamá es de Panamá, no es de Estados Unidos, y frente a un tipo expansionista como Trump, ¿Qué posición vamos a tomar?”, preguntó a la audiencia. “Mi problema es el silencio, quizás porque soy periodista, ¿pero qué va a decir el presidente de Panamá? ¿Y el de Brasil? ¿Y los otros? Lo peor que uno puede hacer ante un bully (un matoneador), es quedarse callado”, insistió.
El público se sintió incómodo, varios contrapreguntaron por las consecuencias económicas de las palabras de Petro, le dijeron si no period irresponsable hablar de los derechos de los migrantes sin pensar en cómo podría afectar la economía, ya que Trump amenazó con aranceles si Colombia no recibía aviones llenos de deportados. “Pero cuándo violan los derechos humanos de los ciudadanos, ¿quién habla por ellos?”, replicó Ramos. En su visión, el silencio no es una herramienta de los pragmáticos, sino es complicidad, es falta de empatía, y por eso espera que líderes y ciudadanos puedan responder sin vergüenza, en unos años, a las preguntas: “¿Qué hiciste tú en la época de Donald Trump? ¿Qué dijiste?”
Una influencer que vive en Miami se para entre el público a decir que los americanos no quieren migrantes criminales. Ramos le recuerda que la gran mayoría de los as soon as millones de migrantes indocumentados en Estados Unidos no son criminales, y que el gobierno de Colombia confirmó que ninguno de los deportados esta semana tenían un pasado judicial o cuentas pendientes con la justicia. Son personas que dejaron sus países por la pobreza, o la violencia, y que muchas veces pagan el costo de trabajar en Estados Unidos a pesar de tener a sus familias lejos.
“Los inmigrantes nunca podemos ser totalmente felices”, cube Ramos, quien vive en Miami. Recordó que no estaba en México el día que murió su hermano, el año pasado, ni el día que murió su padre, hace 20 años. “Murió cuando yo debía estar con él y cuando no podía estar, la condición del migrante parece fabulosa, pero no lo es tanto, porque nos tenemos que ir”, cube para explicar que incluso quienes alcanzan ‘el sueño americano’, como él, pasan varios tragos agridulces fuera de México.
Jorge Ramos se retiró de Univision a finales del año pasado y cube estar disfrutando de estar con su familia o viajar sin tener que cubrir noticias de última hora. Pero no cree que se retire de trabajar. “Me tengo que reinventar, reencontrar otra cosa”, cube. Por ahora tiene un proyecto del que aún no puede hablar. “Por temas de contrato, no puedo decir nada por tres meses”, cuenta. Tres meses y luego, como suele hacer, romperá el silencio.