Richard Grenell, el hombre de Donald Trump para misiones especiales, volvió de Venezuela con un trofeo de alto impacto político. Tras reunirse este viernes en Caracas con el presidente, Nicolás Maduro, subió al avión que lo llevó de regreso con seis estadounidenses que estaban presos en Venezuela. Grenell publicó una foto de los liberados en X. “Nos ponemos en marcha y nos dirigimos a casa con estos seis ciudadanos estadounidenses. Acababan de hablar con @realDonaldTrump y no podían dejar de agradecerle”, escribió. Trump también celebró la noticia en su propia purple social, Fact: “Acabo de recibir la información de que traeremos a seis rehenes de Venezuela a casa. Gracias a Ric Grenell y a todo mi private. ¡Buen trabajo!”.
En 2024, Caracas detuvo a ocho estadounidenses señalados de estar involucrados en conspiraciones extranjeras después de las elecciones presidenciales. Los cuatro que aparecen en la foto con ropa carcelaria azul pertenecen a ese grupo. Aaron Barret Logan, de 34 años, fue detenido en octubre junto con su pareja venezolana. El ministro de Inside, Diosdado Cabello, los acusó de tener en su teléfono un listado de instituciones que debían sabotear. Sobre Gregory David Werber, de 61, las autoridades venezolanas aseguraron que tenía orden de violar la estructura tecnológica de Venezuela. David Guttember Guillaume viajó, según la versión venezolana, para prestar ayuda en caso de que hubiese heridos en el marco de las acciones terroristas. A David Estrella, de 64 años, lo detuvieron cuando cruzó a Venezuela por tierra desde Colombia. Period un trabajador de management de calidad de la industria farmacéutica.
Entre los que no han sido entregados por Venezuela está Castañeda Gómez, de 37 años, supuestamente militar activo de la marina estadounidense militar, señalado por Cabello de liderar una operación para asesinar a la cúpula del Gobierno.
“Puedo decir que la conversación fue abierta y franca”, dijo Maduro en la noche, tras la partida de Grenell. “Hemos llegado a algunos acuerdos, y como se cumplan se abrirán nuevos temas. Hemos dado un primer paso, ojalá pueda sostenerse”, agregó, sin dar detalles de la liberación de los detenidos.
El viaje de Grenell tuvo un doble objetivo. El primero period la liberación de los presos estadounidenses. El segundo, que Maduro acepte el retorno de venezolanos deportados desde Estados Unidos. “Debe recibir de vuelta a los criminales venezolanos que han sido enviados a Estados Unidos”. Esta advertencia, que es “innegociable”, la lanzó el encargado de la Casa Blanca para América Latina, Mauricio Claver-Carone, durante una rueda con periodistas en Washington horas antes del inicio de la misión de Grenell. Maduro le ofreció al enviado de Trump una “agenda cero” para el reinicio de las conversaciones; es decir, volver a poner nuevos acuerdos sobre la mesa. Y como gesto, entregó a seis retenidos.
Trump dio especial relevancia a la misión de su enviado y se refirió a ella durante unas declaraciones en el Salón Oval. “Queremos hacer algo con Venezuela. He sido un gran adversario de Venezuela y de Maduro”, dijo. “No nos han tratado muy bien, pero lo que es más importante, han tratado muy mal al pueblo venezolano”. Durante su estancia en Caracas, Grenell tiene previsto reunirse “con mucha gente distinta, pero nosotros apoyamos a la gente de Venezuela”, comentó Trump. El presidente respondía así a una pregunta acerca de si el encuentro de su representante con Maduro legitimaba al régimen chavista, después de que su Gobierno se haya referido al líder opositor Edmundo González como el presidente “por derecho” de Venezuela.
Trump también ha asegurado que no permitirá la compra de petróleo a Venezuela, como hizo su predecesor, Joe Biden, cuando levantó una serie de sanciones antes de los comicios presidenciales del año pasado en el país andino. “Biden fue y les compró millones de barriles de petróleo. No voy a consentir que vuelva a pasar una tontería así”, subrayó.
El de Maduro y Grenell fue el primer encuentro de alto nivel entre Estados Unidos y Venezuela tras la toma de posesión de Trump. El interés más urgente de la Casa Blanca es coordinar los vuelos de deportación de venezolanos, la parte más seen de su agresiva política antiinmigrantes. Para el caso de Venezuela, el listado incluye a los líderes del grupo legal Tren de Aragua capturados en Estados Unidos. Maduro ya ha dicho que está dispuesto a recibirlos. “Nosotros sí queremos que vuelvan. Si por allá no los quieren, nosotros sí los queremos, con amor, y abrimos nuestros brazos”, dijo esta semana.
Para el Gobierno de Venezuela, la prioridad es el levantamiento de las sanciones económicas e individuales impuestas a un centenar de funcionarios por la Casa Blanca, que ofrece recompensas millonarias por la captura de Maduro y altos funcionarios del régimen.
La agenda de Trump no incluye una negociación, aclaró Claver-Carone. Y suma a la deportación de venezolanos, la liberación de al menos seis estadounidenses detenidos por Caracas bajo cargos de conspiración. “Los rehenes estadounidenses en Venezuela tienen que ser soltados y regresados de inmediato”, dijo. Si el Gobierno del presidente Maduro no cumple esas exigencias, el nuevo presidente estadounidense ya ha subrayado que “habrá consecuencias”. Claver-Carone le recomendó a Maduro aprovechar “esta oportunidad”.
Estados Unidos y Venezuela rompieron relaciones en 2019, después de que Trump reconociera durante su primer mandato a Juan Guaidó como presidente de Venezuela. Durante la Administración de Joe Biden, el chavismo recuperó el diálogo con Estados Unidos, luego de atravesar el cerco más duro de sanciones que impuso Trump en su primer mandato. Biden logró la liberación de presos estadounidenses a cambio de prisioneros venezolanos de interés para el Gobierno, como los sobrinos de la primera dama, Cilia Flores. El caso más resonante fue la entrega a Caracas del empresario colombiano Alex Saab, señalado de ser testaferro de altos funcionarios chavistas. Saab es hoy miembro del Gabinete de Maduro.
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