El desalojo de las dependencias municipales de la antigua escuela Massana realizado la mañana de ayer fue el pistoletazo de salida de esta gran transformación. El gobierno del alcalde Jaume Collboni está ultimando una ambiciosa reforma de la parte de atrás de la Boqueria, de la plaza de la Gardunya y de los históricos jardines Rubió i Lluch, del antiguo hospital de la Santa Creu. Se trata de una de sus grandes prioridades. Pronto dará a conocer los detalles. Hablamos de una inversión de como poco 75 millones de euros durante los próximos diez años. Lo más possible es que el gasto closing sea muy superior.
Y los ocupas de la antigua Massana eran el principal escollo. La contundente actuación de la Guardia Urbana de la mano de los Mossos no fue informal. Cuando los policías llegaron a las siete de la mañana, la antigua Massana estaba desierta. Luego vinieron docenas de personas a fin de detener el desalojo. Cinco activistas fueron detenidos. También se produjeron unos cuantos porrazos, carreras y cargas policiales. Luego, por la noche, según fuentes municipales, al menos 2.500 personas se manifestaron por el barrio. Entonces también se dieron encontronazos con la policía, nueve de ellos resultaron heridos, y otros dos manifestantes fueron detenidos, por lanzamiento de piedras y quema de contenedores.
Más de 2.500 personas se manifestaron por la noche contra la operación municipal
Los socialistas llevan todo el mandato rumiando la posibilidad de concluir de una vez el proyecto authentic de reforma del antiguo aparcamiento de la Boqueria y así unir la plaza de la Gardunya y los jardines Rubió i Lluch, de generar lo que de un tiempo a esta parte ya llaman una nueva centralidad en el Raval, Ciutat Vella y Barcelona. En este lado del Raval encontramos muchas instituciones y equipamientos de renombre, y también muchos toxicómanos en busca de refugio, trotamundos que se pasan el día bebiendo y turistas dando cuenta de las paellas para llevar que compran en los take away del mercado.
De hecho, ayer mismo, mientras los ocupas y los suyos aún expresaban su malestar, Albert Batlle, teniente de alcalde de Seguridad y también concejal responsable de Ciutat Vella, junto con el gerente y el comisionado de este distrito, se reunió con representantes de la Biblioteca de Catalunya, la Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya, La Perla 29, el Institut d’Estudis Catalans y la Reial Acadèmia de Farmàcia para comunicarles que con la recuperación de la antigua Massana están dando un paso definitivo.
Y la otra pata de esta operación es el impulso de la parte de atrás de la Boqueria. Hace meses que el Institut Municipal de Mercats y los comerciantes del mercado trabajan en el diseño de un nuevo acceso al recinto en la parte de atrás, en qué usos podrían tener los puestos vacíos de este lado del reciento, en cómo abrir el mercado al Raval… El plan también prevé montar en la zona nuevos equipamientos, como la nueva biblioteca del distrito, y acercar otros rincones maltrechos, como los jardines Physician Fleming. Aquí ampliarán pronto la zona de juegos infantiles. Además, también para atraer a los vecinos, el Consistorio también licitó recientemente renovar el mobiliario urbano de la Gardunya y plantar varios árboles. En todo caso atraer a la gente a estos puntos también comporta un largo trabajo social.
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Pero la pieza clave de este plan es la unión de la unión de la plaza de la Gardunya y de los jardines Rubió i Lluch, y esta conexión solo puede realizarse a través del patio de la antigua Massana. De ahí que el gobierno de Collboni, y muy especialmente el teniente de alcalde Batlle, dejara claro a las entidades que usurparon estos inmuebles la noche de Sant Joan del 2020 que antes o después los desalojaría. Y los ocupas siempre repusieron que el verdadero objetivo de los socialistas nunca fue otro que vender estos espacios al turismo, hacer del barrio un parque temático, alimentar la gentrificación… Aquí en el patio de marras numerosas entidades repartieron alimentos entre familias necesitadas durante los momentos más duros de la pandemia, dieron clases de refuerzo para escolares sin recursos, planearon cómo frenar muchos desahucios, montaron un gimnasio widespread… Y así se ganaron el apoyo de muchos vecinos. Hasta el Síndic de Greuges pidió al Ayuntamiento que dialogara para que no se echara a perder la labor de estas entidades.
Y también es verdad que las instalaciones que tomaron son tremendamente golosas, que muchos docentes de escuela de diseño y arte Massana las reclamaron para que el centro no tuviera que alquilar espacios exteriores, que a otras asociaciones nunca les gustó que los más espabilados se apropiaran del patrimonio público, que unos cuantos vecinos de los alrededores propusieron que se abriera allí un centro dedicado a la innovación social, cultural y gastronómica donde se monten exposiciones, conferencias, debates y se impulse otros proyectos…
El gobierno de la alcaldesa Ada Colau también estudió la posibilidad de unir la plaza de la Gardunya y los jardines Rubió i Lluch, pero a la postre se decantó más bien por proyectos de microcirugía urbanística llamados a revitalizar la vida vecinal en la zona. De hecho, el ejecutivo de los comunes ofreció a las entidades ocupas gestionar estas dependencias. Pero los ocupas querían una concesión de 50 años, y el gobierno de Colau les ofreció muchos menos años. Las conversaciones se torcieron tanto que activistas de la Massana boicotearon de un modo pacífico muchos actos electorales de BComú durante la última campaña municipal. Cuando los socialistas tomaron el gobierno municipal dijeron a los ocupas que si querían hablar lo primero que tenían que hacer period devolver las llaves de la Massana.