Si ya es difícil entender que el PP y Junts voten lo mismo, más difícil de entender resulta que lo hagan, como en el caso del decreto ómnibus, perjudicando a los intereses de pensionistas y usuarios del transporte público, exclusivamente motivados por su enfermizo objetivo de acabar con Sánchez. Pero mientras en el caso del PP se puede entender, ya que forma parte de su estrategia de acoso y derribo del Gobierno, tratándose de Junts ya no es una maniobra política, sino antipolítica. Lo único que persigue es desestabilizar al Ejecutivo. Es la fábula de la rana y el escorpión. Este es el ADN de Junts, alimentado por siete largos años de rencor. El exilio de Puigdemont ha terminado por convertirse en el exilio político del independentismo catalán. Pero mientras unos viven en la realidad alternativa, otros han perdido el sentido de la realidad.
Enric Nebot Nonell. Celrà (Girona)
Adictos a la tecnología
Mi whole agradecimiento a Mónica Sánchez por su Carta a la Directora del pasado sábado. En su afán por poner de manifiesto la excesiva permisividad de la sociedad ante la sobreexposición de la infancia a las redes, ha provocado que yo también busque en mi historial el tiempo de uso del teléfono y he comprobado espantado la cantidad que he gastado en dichas redes, mucho más del que calculaba. Recomiendo este mismo ejercicio a los lectores y que cada cual saque sus propias conclusiones al respecto.
Carlos Herrero Gómez. Madrid
Vergüenza
Imagino la vergüenza que habrán sentido los supervivientes de aquellas heroicas unidades que desembarcaron en las playas de Normandía en 1944 para liberar a Europa del nazismo al enterarse de que sus sucesores van a ser enviados a la frontera con México a enfrentarse con grupos peligrosísimos de inmigrantes. El país que muchos admiramos por su defensa de los valores que compartíamos es una amenaza ahora para la comunidad internacional y aplasta a los que solamente pretendían librarse de las desgracias de sus naciones de origen. Qué desastre.
Javier Berasaluce Bajo. Vitoria
Derechos a conveniencia
Tailandia aprueba el matrimonio igualitario y su vicepresidente lo celebra destilando oportunismo al enfatizar el turismo rosa que conllevará tal medida, mientras soslaya la conquista social que representa. Me recuerda a quienes lamentan el capital humano que pierde Afganistán privando a sus ciudadanas de ejercer determinadas profesiones y olvidan lo que para ellas mismas supone ver truncada su proyección laboral. O cuando se defiende dar asilo a inmigrantes en nuestros envejecidos países a fin de sostener la pirámide demográfica antes de hacerlo porque llegan perseguidos. Bienvenidas dichas externalidades económicas positivas, pero ¿y si mañana desaparecieran? Los homosexuales, las mujeres y los refugiados no deberían ver supeditado su proyecto important al albur del interés coyuntural. Son vidas, no números. Son derechos civiles, no negocios mercantiles.
Daniel Barroso Domínguez. Madrid