El gobernador de California, Gavin Newson, es la cara del mal, según Donald Trump y sus seguidores más fervorosos.
El pasado lunes en Washington, en la toma de posesión del nuevo presidente, uno de los más vilipendiados, solo por detrás de Joe Biden – Let’s go Brandon , expresión de escarnio contra el expresidente muy coreada por la masa– ese sin duda fue el dirigente demócrata del estado más poblado de EE.UU. y el más azul (demócrata).
Trump viaja este viernes a un estado que es su gran oposición por la protección que da a los migrantes
California se halla en un momento trágico. Los incendios, reavivados este miércoles con un nuevo frente y más órdenes de evacuación, se han cobrado al menos 28 vidas y todavía hay 22 personas desaparecidas.
Este es el contexto para una prueba más del revanchismo de Trump con los que no le rinden culto y le contrarían, en especial un territorio que se opone de forma significativa a su política de perseguir a inmigrantes.
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En una entrevista en la cadena Fox, emitida la noche del miércoles, el presidente amenazó con retener los fondos federales de ayuda si California no cambia su gestión del agua, mientras el estado trabaja par recuperarse de este devastador siniestro forestal. “No creo que debamos darle nada a California hasta que dejen que el agua fluya hacia abajo”, respondió.
Trump repetía de esta manera una de sus falsedades habituales, con la que culpa a Newson y otros dirigentes californianos de impedir que el cauce fluya desde el norte hacia Los Angeles y su conurbación.
Sucede que la metrópolis no recibe el agua del sistema del norte de California que describe el presidente, ni los esfuerzos de conservación de los peces de la parte norte del estado son responsables de que las bocas de incendios se secaran en las áreas urbanas en la lucha contra la propagación de las llamas. Así que, bajo su narrativa, Newson, su enemigo político, es el responsable de que los diversos frentes no fueran controlados mucho antes.
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Los expertos subrayaron, sin embargo, que la escala y severidad de los incendios, impulsados por un viento huracanado que llegó a alcanzar más de 160 kilómetros por hora, no se produjeron por la falta de agua en los reservorios ni la escasez de agua fluyendo del norte.
Cuando hace un par de semanas irrumpió esta tragedia, y ante la desinformación difundida por el entonces presidente electo, Newson le envió una carta para que visitara la zona y tuviera información actual. Trump tiene previsto viajar este viernes a California para supervisar en persona la destrucción.
No había descartado ni confirmado reunirse con el gobernador, aunque no parecía preocuparle mucho. Newson dio por seguro que se verán porque irá a esperarlo al aeropuerto.
Este tipo de chantaje –o te rindes o no hay dinero– es totalmente inusual, sobre todo con las devastaciones naturales. Pero no es una actitud ajena de Trump, quien en el 2018 ya amenazó con hacer lo propio tras el incendio de Paradise, que se cobró la vida de 85 ciudadanos. En aquella ocasión dio marcha atrás. Los republicanos también viven en California.