El escenario period insólito: la explanada del aparcamiento de un centro comercial de periferia en Lo Barnechea, una comuna del área metropolitana de Santiago de Chile. Al aire libre, aprovechando las agradables temperaturas del verano austral. Y todo portátil: el tablao, los camerinos, la taquilla, las sillas del público. “Pero el público decía olé cuando tenía que decirlo”, recalca la bailaora y coreógrafa Patricia Guerrero. Solo un año después de asumir la dirección del Ballet Flamenco de Andalucía, Guerrero ha marcado esta semana un nuevo hito en la historia de la compañía pública andaluza, que suma ya tres décadas: el estreno de un nuevo espectáculo fuera de España. Ha sido por invitación de Teatro a Mil, el pageant latinoamericano de artes escénicas contemporáneas de mayor proyección internacional en la actualidad, que celebra su 32 edición hasta el 26 de enero, con la presencia de cerca de 400 programadores de América, Europa y Asia. Es decir, un escaparate excepcional para la difusión del flamenco en el mundo, que es precisamente uno de los objetivos por los que fue creado el colectivo en 1994.
El espectáculo, titulado Tierra bendita, se estrenó el martes en un escenario más convencional, el Teatro Nescafé de las Artes, en el barrio de Providencia de Santiago. Pero el ambientazo que hubo en el miércoles en el remoto tablao plantado a los pies de la cordillera de los Andes —a la que asistió EL PAÍS por invitación de la Fundación Teatro a Mil, organizadora del pageant— demuestra hasta qué punto se está cumpliendo la misión del Ballet Flamenco de Andalucía. Como subrayaba Guerrero al terminar la representación en una conversación con este periódico, la mayoría de los espectadores habrían podido distinguir una seguiriya de un fandango si se les hubiera preguntado: “Fue increíble. La gente se volcó, seguía los palos, daba palmas”. Ocurrió lo mismo al día siguiente en Viña del Mar y en todas las funciones de la gira que está haciendo la compañía por diferentes municipios cercanos hasta el martes, que forma también parte de la programación del certamen.
Carmen Romero, directora artística de Teatro a Mil, asegura hay una gran afición por el flamenco en Chile en ese momento. “En los últimos años, han abierto muchas escuelas y cada vez hay más gente aquí que no solo acude a los espectáculos, sino que también lo baila”, afirma. Figuras como Carmen Amaya, que hizo largas giras por América Latina entre los años treinta y cuarenta, impulsaron el arraigo del género en el pasado y la nueva generación que ahora lo está renovando se está encontrando con un público fervoroso. Esa es precisamente la apuesta de Teatro a Mil: mostrar en Chile las nuevas formas del flamenco. Un objetivo que se enmarca en la filosofía de un pageant que desde su primera edición en 1994 ha apostado siempre la vanguardia de las artes escénicas.
No es informal, por tanto, que el debut del Ballet Flamenco de Andalucía en el pageant se haya producido justo ahora, con Patricia Guerrero al mando de la compañía. A sus 34 años, Guerrero es una de las figuras más destacadas de la nueva generación de artistas flamencos, ganadora con el Premio Nacional de Danza en 2021. Igualmente, lo es Olga Pericet, distinguida con el mismo galardón en 2018, que también ha sido programada este año por Teatro a Mil: presentó la semana pasada su espectáculo La materia, creado junto al bailarín y coreógrafo Daniel Abreu. El bailarín Jon Maya, renovador de la danza tradicional vasca, completará la participación española en esta edición con cinco funciones la semana que viene de su espectáculo Cruzades.
También era rompedora cuando en 2006 debutó en el festival Eva Yerbabuena. Lo recuerda así Carmen Romero: “Con ella introdujimos el flamenco en la programación y ha sido una artista muy importante en la historia de Teatro a Mil. Yo la conocí en el pageant que organizaba Pina Bausch en Wuppertal, es decir, uno de los grandes epicentros de la danza contemporánea. Y me pareció tan catártico su espectáculo que me prometí que la traeríamos a Chile. Desde entonces ha regresado muchas veces y tiene una relación muy especial con este país”. Tanto es así que creó un espectáculo ex profeso para la edición de Teatro a Mil de 2016, inspirado en obras de artistas nacionales como Violeta Parra o Gabriela Mistral.
Tierra bendita, el espectáculo con el que ha debutado en Chile el Ballet Nacional de Andalucía, fue el proyecto que Patricia Guerrero presentó al concurso que abrió la Junta de Andalucía en 2023 para designar una nueva dirección en la compañía. Durante una hora y media, 14 bailarines (entre ellos la propia Guerrero), acompañados por el cante de Amparo Lagares y Manuel de Gines, las guitarras de Jesús Rodríguez y José Luis Medina y la percusión David Chupete, ofrecen un recorrido por distintos palos del flamenco, como la bulería, el tango, el fandango, la granaína, la seguiriya o las cantiñas, con evocaciones de distintos territorios de Andalucía. La “tierra bendita” a la que hace referencia el título del montaje. El público chileno vibró especialmente con las cantiñas, un número femenino trepidante ejecutado con preciosas batas de cola amarillas y mantón siempre en movimiento, “muy difícil de bailar” según la directora. Hubo ovaciones para todos los intérpretes y David Chupete deslumbró con un solo de castañuelas portentoso.
Tras la gira por Chile, el Ballet Flamenco de Andalucía inaugurará el próximo 6 de febrero el nuevo Centro de Danza Matadero de Madrid con Pineda, anterior espectáculo de la compañía y primero de Patricia Guerrero al frente del colectivo, estrenado el pasado verano en Granada.