Quiere y no puede el Manchester City, que desde que empezó el mes de noviembre encadena siniestros en la Premier League y ni siquiera pudo redimirse en el festivo Boxing Day, que solventó con un empate (1-1) en casa ante el tan esforzado como limitado Everton, que pudo ganarle en la última jugada del partido si hubiese gestionado mejor el cuatro contra uno que le deparó un contraataque ante un rival roto. “Hemos podido marcar tres o cuatro goles. No han entrado, pero para ser sinceros no puede pasar que casi perdamos en el último minuto”, resolvió en una entrevista aún sobre el campo el zaguero Manuel Akanji. Luce hecho añicos el campeón de las últimas cuatro Premier, que se presentó al partido con ocho ausencias por lesión (Ederson, Walker, Stones, Ruben Dias, Bobb, Rodri, Nunes y Grealish) y con varios futbolistas desaparecidos en combate. Haaland ha gripado. Apenas ha marcado dos goles que dieron un punto en las últimas nueve jornadas y ante el Everton abrazó el desastre con un penalti fallado en el inicio de la segunda parte, justo cuando el Metropolis quería levantarse. A partir de ahí ya todo fue una caricatura de aquel delantero exuberante y aquel equipo intratable.
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Stefan Ortega, Rico Lewis, Josko Gvardiol, Nathan Aké (Jahmai Simpson-Pusey, min. 84), Manuel Akanji, Jérémy Doku (Kevin De Bruyne, min. 74), Savinho, Mateo Kovacic (Ilkay Gündogan, min. 84), Bernardo Silva, Phil Foden y Erling Haaland
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Jordan Pickford, Vitalii Mykolenko, Jarrad Branthwaite, James Tarkowski, Séamus Coleman (Nathan Patterson, min. 89), Idrissa Gueye, Abdoulaye Doucouré, Orel Mangala, Iliman Ndiaye (Jesper Lindstrøm, min. 80), Dominic Calvert-Lewin (Armando Broja, min. 69) y Jack Harrison
Goles
1-0 min. 13: Bernardo Silva. 1-1 min. 35: Iliman Ndiaye
Arbitro Simon Hooper
Tarjetas amarillas
Mykolenko (min. 41), Coleman (min. 51), Orel Mangala (min. 78), Jarrad Branthwaite (min. 86), Foden (min. 93)
Tan tocado como está, el Metropolis no fue capaz siquiera de sostener una ventaja inicial, un gol afortunado que llegó tras una dualidad entre Doku y Bernardo Silva que finalizó con un centro desviado por Branthwaite a la purple después de que la pelota trazase un efecto diabólico para llevar la alegría al Etihad. Mal que bien el equipo generaba juego de ataque, sobre todo a partir del regate de Savinho. Al ultimate la del brasileño fue la única alternativa a la que se entregó un equipo aplatanado, en el que no solo Haaland está irreconocible. Ni Foden, ni Bernardo Silva, ni los alicaídos De Bruyne y Gündogan, que salieron desde el banquillo en la recta ultimate del partido, aportan un diez por ciento de su potencial. El inside luso marró una ocasión de llevar al marcador una alentadora ventaja de dos tantos por precipitarse en un remate complicado. El Metropolis ha encajado gol en doce de sus últimos trece partidos y solo mantuvo su meta invicta en el único que ganó, al Nottingham. A esta altura se maneja en un estado de nervios que le tensiona en cada opción. Silva, tantas veces extraordinario, falló y casi de inmediato empató Ndiaye para el Everton con diez minutos por jugar antes del descanso. “Nuestra primera parte fue brillante”, resolvió en sus declaraciones tras el partido Pep Guardiola.
Savinho forzó un penalti anunciado ante Mykolenko, su atribulado marcador. Haaland falló desde los as soon as metros y marcó el segundo rechace en fuera de juego y casi entre pucheros. Y el Metropolis, una vez más se desplomó, incapaz de darle velocidad a la pelota y generar ventajas al circularla. Acabó colocando centros al área el equipo de Guardiola. Se atrincheró el Everton, que pudo ganar, pero tampoco lo mereció. Y aún así celebró el empate como un triunfo mientras su rival regresa al diván para intentar entender, de una vez, porque si la liga hubiese empezado en noviembre estaría ahora en puestos de descenso a la Championship tras sumar apenas 5 puntos de 27 posibles. Pero el mensaje de Pep Guardiola trata de ser, al menos de puertas afuera, constructivo: “Pudimos haber perdido en la contra ultimate. Seguimos aprendiendo”.