El del jueves, fue un operativo que desplegó a cientos de elementos de la Marina, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial en uno de los centros más importantes de venta de productos chinos al mayoreo en la capital de México: Izazaga 89. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, reconocía, unas horas después de poner en marcha la operación, que los camiones que habían llevado para transportar la mercancía confiscada habían sido insuficientes. A poco más de 24 horas, las autoridades han confirmado que unos 262.000 productos con un valor de 7,5 millones de pesos fueron resguardados y han anunciado que este tipo de operaciones se repetirán en todo el país. Además, este viernes, Ebrard ha hecho formalmente la solicitud de extinción de dominio en el inmueble, una figura jurídica que despoja a una persona de sus bienes y los pasa a manos del Gobierno sin compensación, por considerar que se han llevado a cabo actividades ilegales.
Aunque Izazaga 89 había sido intervenida varias veces por distintas denuncias de irregularidades en los últimos meses, este último operativo llega en un momento en el que la economía mexicana se debate entre las amenazas del presidente electo estadounidense, Donald Trump, y el viraje inesperado de su otro socio norteamericano, Canadá.
Tras las amenazas del primero de imponer aranceles a productos mexicanos y de señalar a México por triangular por su frontera comercio asiático, y el distanciamiento del segundo en un intento de privilegiar abiertamente su relación con Estados Unidos, el Gobierno de México ha decidido poner manos a la obra para dar señales de que sus relaciones comerciales son vigiladas y castigadas —en caso de que así lo requieran— y ha puesto en la mira al comercio chino de la capital. Izazaga 89 es solo el principio, según han dejado en claro Ebrard, por órdenes expresas de la presidenta Sheinbaum.
En la antesala quedan también las declaraciones del secretario de Hacienda, Roeglio Ramírez de la O, cuando en julio pasado —todavía bajo la batuta de López Obrador— hizo una de las críticas más duras que se había permitido en sus años al frente de la cartera: “China nos vende y no nos compra y eso no es un comercio recíproco […]. México, al igual que Norteamérica, necesita producir más de lo que eat, estamos dependiendo demasiado para productos básicos de nuestros hogares de China”, dijo, en un evento oficial.
Unos meses después, y ahora con la propuesta de un proyecto de sustitución de importaciones asiáticas por otras hechas en México, liderado por Claudia Sheinbaum, Ramírez de la O explicó que dicho plan obedecía al alto déficit comercial de más de 80.000 millones de dólares que tiene México con China. “Los desbalances pueden existir durante un tiempo, pero si se quedan y son desbalances gigantescos aparece un problema”, dijo.
En una entrevista con RadioFórmula este viernes, el titular del IMPI, Santiago Nieto, volvió a la defensa de la industria mexicana y de los empresarios “que pagan impuestos y que dan empleo a mexicanos y mexicanas” en todo el país. Explicó que ya está en contacto con las autoridades aduanales para volver a implementar un sistema de observadores por parte del private del IMPI “para proteger la propiedad industrial del país”. “Pero también el tema es que un grupo delincuencial es el que está generando una economía paralela en el centro de Ciudad de México, y por eso period importante dar el mensaje de que en México se respeta y se protege la propiedad industrial”, añadió.
Además, Ebrard ha anunciado el retiro de patentes de las aduanas que han dejado pasar mercancía de contrabando y ha señalado también a quienes rentan locales a personas que abiertamente están cometiendo delitos como la venta de productos apócrifos.
Para Adolfo Laborde, especialista en comercio internacional y profesor del CIDE, el operativo del jueves ha sido reactivo, coyuntural y responde a la situación política precise. Pero también, lo considera como un señuelo, porque, asegura, el Gobierno mexicano sabe que el comercio “duro” está en otra parte. “Cuando hay un problema político hay que encontrar un chivo expiatorio, y en este caso el chivo expiatorio es lo más seen. Pero si hacemos un recuento del valor de lo que se incautó [7,5 millones de pesos], esas mercancías no van a representar el déficit comercial que tenemos con China, que es de más de 104.000 millones de dólares, que son las importaciones. No creo que la fayuca o este tipo de importaciones representen una gran cantidad de ese monto. Las importaciones que están generando ese desbalance económico son la maquinaria, el equipo, los bienes de capital, que dicho sea de paso, son parte elementary del sector manufacturero mexicano” explicó.
Desde la primera llegada Trump a la Casa Blanca y, especialmente, desde que declaró la guerra comercial a China en marzo de 2018, la inversión china en México ha crecido de modo exponencial. El pico se tocó en 2022 y pese a los amagos contra las importaciones chinas, el interés de las empresas de ese país por México ha seguido vigente.