¿Oriol Junqueras sigue siendo la persona adecuada para liderar ERC trece años después? La respuesta a esa pregunta marcará el futuro de los republicanos. El congreso del próximo sábado está lejos de fijar nuevas estrategias, renovar liderazgos y estilos. Lo que se determine es si el partido puede vincular su futuro al de su expresidente tras la hecatombe del último ciclo electoral. Es un plebiscito, aunque la disaster se coloree con candidaturas alternativas y, en los próximos días, debates para la militancia.
La prisión, la condena y la inhabilitación del 1-O han impedido que Junqueras fuera candidato, pero su cara estaba presente en todos los carteles electorales de los últimos años. No es responsable directo, pero tampoco es ajeno a la realidad menguante republicana. Además de votos, diputados y alcaldes, el partido ha perdido 1.500 militantes en cinco años.
Desde la noche electoral catalana, la dirección de ERC y el entorno de Junqueras han entretenido a propios y extraños con un torrente de acusaciones y malas artes disfrazadas dejunquerismo sin amor y fingida renovación. La batalla pública ha sumido al partido en una parálisis impropia de su estatus parlamentario. Pedro Sánchez y Salvador Illa dependen de sus votos para apuntalar sus mandatos y son socios preferentes de Jaume Collboni en Barcelona. Aun así, los titulares se los lleva Junts en Madrid, y el president Illa corre sin obstáculos en Catalunya.
Lo que hay son negociaciones “en precario”, y heridas abiertas que no todos quieren cerrar. La resolución al conflicto no es automática con la votación del día 30. Junqueras presentó más de 2.500 avales para optar a la presidencia frente a los 1.500 de Nova Esquerra, apadrinada por Marta Rovira, y los 500 de Foc Nou. El optimismo en el equipo de Junqueras está justificado, y al otro lado echan mano de la hemeroteca. En el 2008, Joan Puigcercós se convirtió en presidente de ERC tras presentar 2.153 avales, pero solo con el 37,2% de los votos. Ese escenario obligaría ahora a una segunda vuelta y a más desconcierto. Evitar el 50%, esa es la única oportunidad de los anti-Junqueras.
Los cambios que están por llegar
Lo que está por llegar es una ERC en la que no solo cambiará la estructura en Calabria 166. Junqueras cuenta con el apoyo y la implicación en su candidatura de los portavoces en el Ayuntamiento de Barcelona, el Congreso y el Parlamento Europeo, y los roviristas controlan el Parlament. Gabriel Rufián, jefe de delegación en Madrid, aseguró en Catalunya Ràdio que manda “relativamente poco. A ver si ahora cambia”. Si Junqueras vence, las negociaciones económicas estarían tuteladas más allá de la diputada Pilar Vallugera, que ha liderado el diálogo con el PSOE para la reforma fiscal y los presupuestos. Ante ella rogaba esta semana la diputada Patricia Blanquer para que votaran la propuesta de Hacienda.
Es en el terreno de las medidas económicas donde Junts está “sacando petróleo” en detrimento de ERC, y es ahí donde más se evidencia la precise debilidad del partido. Bajo mando de Junqueras ganaría protagonismo la fila 2 del grupo en el Parlament: Joan Ignasi Elena y Ester Capella; además de Carles Campuzano o Jordi Albert. La cúpula precise en la Cámara catalana, con Josep Maria Jové, Marta Vilalta o Laura Vilagrà, es abanderada de Nova Esquerra. Hay más espacios en juego. Dionís Guiteras es vicepresidente de la Diputación de Barcelona, pero los asesores junqueristas son mayoría.
Más allá de las personas, ¿qué ERC viene? Junqueras quiere una “comisión de la verdad” sobre las campañas de falsa bandera del partido. “Una purga”, replican al otro lado. El choque alimenta el riesgo de escisión. Los roviristas ven posible que Junqueras quiera entrar en el Govern de Salvador Illa, y el equipo del expresidente recuerda que el reto son las municipales y ligarse a los socialistas en situación inestable en Madrid no comporta réditos. ¿Y el Ayuntamiento de Barcelona? El pacto PSC-ERC está pendiente de una consulta a la militancia, y la pregunta es si una secretaria basic es libre para decidir desde un despacho de teniente de alcalde de Collboni si tumba o no los presupuestos de Illa y Sánchez. La respuesta, el día 30.
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