Las seis principales potencias europeas (Alemania, Francia, Italia, España, Polonia y el Reino Unido) y la futura alta representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, la estonia Kaja Kallas, se han comprometido este martes a mantener su apoyo a Ucrania al cumplirse 1.000 días de la invasión rusa. También han advertido implícitamente al futuro presidente estadounidense, Donald Trump, que dentro de dos meses ocupará la Casa Blanca, contra la tentación de negociar la paz con el presidente ruso, Vladímir Putin, de espaldas a Kiev y a sus aliados.
En un comunicado difundido en Varsovia, los ministros de Exteriores del grupo conocido como G5UE+ —por la inclusión del Reino Unido, junto a los cinco grandes de la UE— se comprometen a “incrementar aún más” su “apoyo militar, económico y financiero a Ucrania”, al tiempo que se felicitan por el préstamo de 50.000 millones de dólares (unos 47.000 millones de euros) aprobado por el G-7 que garantiza a Kiev recursos suficientes para el próximo año. El comunicado no cita el nombre de presidente electo de EE UU, pero envía un claro mensaje a Trump, quien ha presumido repetidamente de que acabará en 24 horas con la guerra con Rusia. Los ministros aseguran que “la paz solo puede negociarse con Ucrania, con los socios europeos, estadounidenses y del G-7 a su lado”, que debe basarse en la Carta de Naciones Unidas y que debe garantizar que Moscú paga “las consecuencias, también financieras” de su agresión.
A la reunión, de la que ha sido anfitrión el ministro polaco de Exteriores, Radoslaw Sikorski, han asistido sus homólogos de Alemania, Annalena Baerbock; Francia, Jean-Noël Barrot; e Italia, Antonio Tajani; así como la sucesora del español Josep Borrell al frente de la diplomacia europea, Kaja Kallas. Los ministros de Exteriores del Reino Unido y España, David Lammy y José Manuel Albares, se han conectado por videoconferencia.
Además de comprometerse a mantener las “medidas restrictivas” contra Moscú para limitar el desarrollo de sus capacidades militares y su posibilidad de sostener su guerra de agresión contra Ucrania, los ministros europeos subrayan que ha llegado el momento de avanzar hacia una “una mayor integración entre los Estados miembros de la UE, una cooperación más estrecha entre la UE y el Reino Unido y entre la OTAN y la UE” para garantizar la arquitectura de la seguridad europea, “atacada sistemáticamente” por Rusia.
Ante el riesgo de que la nueva Administración Trump dé un giro aislacionista a su política exterior y se desentienda de la seguridad de Europa, los seis países europeos apuestan por “renovar las bases de las relaciones transatlánticas” y garantizar “un reparto justo de cargas dentro de la Alianza Atlántica”, una vieja demanda de Washington que el vencedor de las elecciones estadounidenses ha elevado a la categoría de amenaza. Pero además apuestan por fortalecer “la seguridad y defensa de Europa”, apoyándose en “el poder económico y financiero de la UE” para reforzar su industria militar, eliminando “obstáculos al comercio y la inversión en defensa”.
El comunicado incluye una serie de “capacidades críticas” en las que los países europeos deben centrar sus esfuerzos, como la defensa aérea, los misiles de precisión de largo alcance, los drones, la ciberdefensa o la logística integrada; pero también llama a fortalecer la resiliencia de las sociedades europeas ante la desinformación y las actividades de guerra híbrida lanzadas por Moscú contra los países de la UE y la OTAN a una escala y con una variedad “sin precedentes”.
Los ministros subrayan que “los países europeos deben desempeñar un papel aún mayor a la hora de garantizar” su propia seguridad y se comprometen a seguir incrementando un gasto militar que, agregan, “en muchos casos, será necesariamente superior al 2% del PIB” ya comprometido y que España, con el 1,2%, está muy lejos de alcanzar.