El caso de Oasis sobre los precios descontrolados de las entradas de conciertos debido a la tarifa dinámica encendió las alarmas incluso en Bruselas. El revuelo llegó a tal nivel que el diputado europeo del Partido Democrático (PD) Pierfrancesco Maran presentó un recurso ante la Comisión Europea para que se investigue la práctica de los precios y evalúe posibles intervenciones reguladoras: “Con mi colega Brando Benifei dirigimos una petición a la Comisión Europea. No solo nos referimos al caso concreto de Oasis, sino que queremos saber si la Unión Europea también tiene intención de iniciar una investigación sobre estas prácticas, como ya están haciendo Estados Unidos, el Reino Unido y Australia”, explicó Maran durante un acto organizado en el Parlamento Europeo, al que asistieron representantes de varios partidos europeos, políticos locales y personalidades del mundo de la música.
Todo empezó cuando la esperada reunión de la banda británica, anunciada en septiembre tras años de especulaciones, se convirtió en una pesadilla para muchos followers deseosos de comprar entradas para la nueva gira. Muchos de ellos se toparon con precios que habían subido de 80 a más de 400 euros sin previo aviso. Un ejemplo sorprendente de fijación dinámica de precios, práctica cada vez más recurring en el ámbito de los eventos en vivo que permite a los vendedores modificar los costos en tiempo actual en función de la demanda, con lo que artistas y minoristas obtienen beneficios, pero a menudo perjudican a los consumidores.
El caso ciertamente marcó la pauta, pero no es la primera ni la última vez que esto ocurre. La cuestión no solo afecta a Europa, recientemente se reportaron casos en Australia, donde la banda Inexperienced Day vendió entradas de forma comparable a Oasis. “Se trata de un fenómeno world y se extiende por varios sectores”, indica Maran. Sin embargo, “a diferencia de otros sectores como el transporte o la hostelería, donde los precios a veces suben y a veces bajan, en el caso de los eventos de entretenimiento solo hay una dirección: hacia arriba”. De acuerdo con Maran, existe una clara falta de transparencia: “En el caso de Oasis, la dinámica period oscura para los consumidores, pero clara para los protagonistas del acontecimiento”.
Un estudio de la Comisión Europea reveló que el 60% de los ciudadanos europeos está a favor de mayores restricciones a la reventa, mientras que el 53% exige más información sobre las entradas. Se calcula que los consumidores europeos pierden unos 8,000 millones de euros al año debido a prácticas comerciales desleales en línea, entre las que presuntamente se incluye la reventa secundaria de entradas. ¿Se necesitan nuevas normas a nivel europeo? Maran defiende que sí, pero no se trata de prohibir rotundamente la tarifa dinámica, sino de encontrar el equilibrio adecuado para regularla. “La regulación es necesaria, y la solución no es una prohibición whole. Tenemos que encontrar las normas adecuadas, pero la intervención reguladora es indispensable”, esclarece el eurodiputado.
Otro aspecto crítico destacado por Maran es la concentración del mercado en manos de unos pocos grandes actores. “Unas pocas empresas controlan el sector en Europa, en EE UU y en Australia, generando una especie de monopolio en la venta de entradas. Tenemos que entender cuál es el desglose exacto del mercado, si hay espacio para otros operadores o si el sistema está bloqueado, impidiendo la entrada de nuevos actores. Por eso siguen subiendo los precios”.
¿Una tarifa dinámica justa?
El apoyo a esta iniciativa no solo procede de la izquierda. Según Regina Doherty, diputada irlandesa del Partido Common Europeo, las tarifas dinámicas solo podrían tener efectos positivos si se aplican correctamente: “No tengo nada en contra de este recurso, siempre que los consumidores puedan beneficiarse de él. Si los precios suben cuando un evento es in style, también deben bajar cuando no lo es. Y eso nunca ocurre”. Laura Walters, de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, añadió: “Pensamos que la transparencia basta para resolver todos los problemas, pero hoy en día existe una gran asimetría informativa, cuando nos descargamos una aplicación o aceptamos las condiciones de un servicio, ¿quién lee realmente las 30 páginas de condiciones? Nos limitamos a pulsar ‘OK’. Así que la easy transparencia puede no ser suficiente”.
Claudio Trotta, fundador de Barley Arts, la histórica agencia de promoción de conciertos, también participó en el acto organizado en Bruselas por el diputado del PD, aportando su testimonio desde el mundo de la música. “La tarifa dinámica es enemiga de la música en vivo. No hay punto de comparación con el transporte aéreo o ferroviario, donde el usuario puede elegir entre distintas compañías, fechas y horarios. En el caso de un concierto, el interés es por ese espectáculo concreto en ese día concreto. La fijación dinámica de precios en el ocio es un arma para manipular el mercado, no para fomentar la competencia. Es una especulación perversa que empobrece al público, quien se gasta una fortuna en una entrada ya no tendrá dinero para otros conciertos, espectáculos de teatro, libros, restaurantes. Lo que antes period un símbolo de compartir y de accesibilidad es ahora objeto de una espiral de especulación sin fin”.