Estados Unidos no entra al trapo, no empuja hacia una escalada en sus relaciones con Mxico, pero tampoco afloja. Ese es el mensaje que desde Washington se enva esta semana al equipo del presidente Andrs Manuel Lpez Obrador, despus de que ste decidiera poner “en pausa” las relaciones diplomticas entre ambos, tras las crticas del embajador estadounidense, Ken Salazar, a la controvertida reforma judicial que el lder del Movimiento de Regeneracin Nacional ha puesto en marcha. “Es un gran riesgo para el funcionamiento de la democracia”, dijo hace dos das.
La figura, que no existe formalmente en el mundo de las relaciones diplomticas, es la misma que Lpez Obrador us en 2022 con Espaa amparndose en una falta de disculpas formal por lo ocurrido hace 500 aos. O con Per y otras nacionales latinoamericanas. “La relacin es buena, pero est en pausa”, asegur el presidente. “Eso significa que vamos a darnos nuestro tiempo”. La medida tambin afecta, de rebote, a Canad. Mxico ve una injerencia inaceptable, mientras que sus vecinos del norte, y principales socios comerciales, ven una preocupacin ms que legtima. No slo por las amenazas al estado de derecho en basic, en abstracto, sino por cmo podra afectar eso a la seguridad jurdica y a los intereses de las empresas con sede o infraestructura all.
Las “pausas” no tienen definicin ni consecuencia prctica. No es una llamada a consultas al embajador propio ni convocar al ajeno, a Salazar, un veteransimo poltico de Colorado, ex senador y que antes de ocupar esa posicin clave tuvo un papel principal en el departamento de Inside de EEUU con Obama. Lpez Obrador, que desde sus arengas diarias a la prensa desde el palacio presidencia ha creado una escuela propia dentro del complicado mundo del populismo, manda un mensaje poltico. Pero para que haya efectos tiene que haber rplicas. Y EEUU no ha entrado abiertamente, ni hay una reaccin social o meditica como la que se produjo en Espaa hace dos aos.
En un comunicado inmediato, la Embajada de Estados Unidos afirm su “mximo respeto por la soberana de Mxico” y su “deseo de continuar su estrecha colaboracin”, pero aadi que hay “preocupaciones significativas de que la eleccin widespread de jueces no abordar la corrupcin judicial ni fortalecera el poder judicial”.
La maquinaria de presin estadounidense es muy fuerte. Han criticado la reforma judicial el embajador, la poderosa Cmara de Comercio y desde el Departamento de Estado que dirige Antony Blinken. Pero este nuevo problema llega en un momento ms que delicado, en plena campaa electoral y siendo el tema fronterizo y migratorio el punto ms caliente.
El Partido Republicano y Donald Trump hablan cada da de una “Invasin”, de la llegada de “millones de criminales y enfermos mentales” y prometen “deportaciones masivas”. Y sin embargo, Lpez Obrador no parece tener mucho problema con eso, como no lo tuvo en los aos de Trump en la Casa Blanca.
Este jueves la candidata Kamala Harris afronta su primera entrevista, y las relaciones con Mxico, y esta cuestin, estaban por razones obvias sobre la mesa. Por lo que el equipo de Biden no tena ningn inters o incentivo para seguir incidiendo. EEUU necesita la colaboracin de su vecino del sur para reducir los flujos, sobre todo en las prximas semanas, porque todo incidente tendr consecuencias en las urnas.
La reforma no la completar Lpez Obrador, que est de salida, pero cuenta con el apoyo de Claudia Sheinbaum, su delfn y la presidenta electa. Los legisladores empezarn a abordar estos das los cambios propuestos, que suponen pasar de un sistema ms tradicional a uno abierto en que tener una licenciatura en Derecho y unos aos de experiencia jurdica probada podra aspirar a ser juez. Y, adems, podra implicar la salida de miles de los actuales magistrados del sistema.
Las crticas, protestas estudiantiles y de los propios jueces, que han bloqueado la entrada al Tribunal Supremo este mismo jueves, no han hecho mella en el presidente saliente, que asegura que no hay peligro: “No somos extremistas, queremos democracia”.