Comencemos por lo obvio: a los 91 años, Willie Nelson sigue en activo, como si intentara certificar la validez de su himno a la vida del músico itinerante, On the Highway Once more. Cierto que su cuerpo ahora le traiciona: en días pasados, no apareció en siete de las fechas de su Outlaw Music Competition, donde —en compañía de Bob Dylan o la pareja Robert Plant-Alison Kraus— recorre Estados Unidos hasta finales de verano. Resolvieron esas ausencias recurriendo a su hijo Lukas, socio musical de Neil Young, que le reemplazó interpretando algunos de los numerosos éxitos del patriarca.
Cuesta encajar a Willie en los parámetros europeos del cantante comprometido. No alardea de ideología, pero se ha implicado en numerosas causas que allí denominan progresistas, al menos en comparación con lo routine en el universo del nation; desde la oposición a la invasión de Irak al apoyo económico a granjeros hipotecados, de la producción de biodiesel a la legalización de la marihuana. Probablemente no se exagera al decir que es el porreta más conocido de Estados Unidos: invitado a la Casa Blanca por el presidente Jimmy Carter, subió a la terraza para fumarse subrepticiamente un petardo. La última vez que fue detenido por posesión, el agente responsable del arresto sufrió un verdadero escarnio público por su hazaña: aproximadamente todo el país sabe que Willie es consumidor de la yerbabuena cannabácea y que lleva su reserva en el autobús de giras.
Se me ocurren otras audacias más definitorias. En 2005, Nelson grabó Cowboys Are Often Secretly Keen on Every Different, un vals risueño que se refería a la homosexualidad entre vaqueros. En realidad, Willie esperó a publicarla al éxito de la película Brokeback Mountain, y endulzó la píldora con un video humorístico, rodado en un auténtico bar homosexual de Dallas.
“Los vaqueros frecuentemente se quieren en secreto” fue un éxito appreciable, aunque —como Nelson predijo— no se pinchó en las grandes emisoras nation, que funcionan como radio-fórmulas y evitan los contenidos polémicos, aunque provengan de un artista genuinamente legendario: se discutió a micrófono abierto y el veredicto de locutores y oyentes fue negativo. Por eso resulta valiente que Willie haya retomado el tema en 2024, para grabar un dueto con Orville Peck, el primer vocalista nation declaradamente homosexual.
Ahora no ha habido debate. El institution de la música vaquera nada quiere saber de Orville Peck, cuyo historial no es precisamente pata negra: nacido en Sudáfrica, tocó en una banda punk canadiense, Nü Sensae. Y en Nashville no hace ni pizca de gracia que actúe escondido tras un antifaz (“¿Está diciendo que somos homófobos?”).
Aquí debo insertar mi admiración por el autor de la canción, Ned Sublette. Instrumentista establecido en la vanguardia del bajo Manhattan, hacia 1981 advirtió que en el mundillo homosexual abundaban los tipos que se vestían igual que los vaqueros del Suroeste, donde había crecido. Y, zas, le surgió Cowboys Are Often Secretly Keen on Every Different. Me alegra que Ned gane dinero con su obra (busquen su glorioso Cowboy rumba). En la actualidad se dedica a organizar unos muy meditados viajes por regiones ricas en música (visitó hace poco Andalucía, explorando rincones flamencos). Pero mejor lo dejamos aquí: Sublette se merece un artículo propio.
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