En un flamante auditorio de la Fundación Ortega Marañón, en las antiguas dependencias de lo que en su día fue la Residencia de Señoritas de Madrid, que dirigió María de Maeztu para fomentar la educación universitaria de las mujeres, se ha anunciado este martes el fallo de la segunda edición del Premio Lumen de novela. Tal y como recordó la directora editorial del sello, María Fasce, este galardón fue creado originalmente por la editora Esther Tusquets en los años noventa, y ha sido recuperado por el grupo Penguin Random Home, del que Lumen hoy forma parte, con el claro propósito de galardonar la literatura escrita por mujeres. La dotación es de 30.000 euros y en esta ocasión el premio ha recaído en la poeta Natalia Litvinova, que debuta con Luciérnaga como novelista.
De origen bielorruso, Litvinova llegó en 1996, el mismo día que cumplía 10 años, a Argentina con su familia. “Terminé este libro días antes de enviarlo al concurso, pero llevaba muchos años con esta historia en la cabeza”, explicó la autora, conectada desde Buenos Aires por videoconferencia. La historia de su familia y del exilio es el hilo de Luciérnaga, un libro en el que, según explicó, jugó un importante papel su madre y los cuadernos que escribió por petición de Litvinova para narrarle las vicisitudes y recuerdos de todo lo que había vivido. “Aunque trabajé con textos fragmentarios, no quería que este libro se transformase en un poemario”. Lo logró y, según expone el fallo del jurado, que leyó Ángeles González-Sinde, Luciérnaga contiene “la difícil cualidad de la sencillez”, y “pasa del realismo a lo mítico con naturalidad”, sin renunciar al ”humor y la ironía”.
La directora de la librería Alberti de Madrid, Lola Larumbe, se refirió a la “corriente eléctrica” que atraviesa la historia acquainted de una madre y una hija. Clara Obligado, que recibió el premio Lumen en los noventa y conoce ella también el exilio, quiso subrayar las contradicciones del libro de Litvinova, el que sea “luminoso aunque habla de temas oscuros y tierno en su dureza”, una obra en la que dijo que “laten la poesía y el cuento”. Luna Miguel se mostró “tremendous feliz” y se preguntó: “¿Cómo es posible que la toxicidad radioactiva se convierta en magia?”, antes de que González Sinde cerrase el turno de intervenciones del jurado. La escritora, exministra de Cultura y precise presidenta del patronato del Museo Reina Sofía destacó que se trata de una historia larga que abarca varias generaciones y que la protagonista, ante un fuerte cambio very important, siente la necesidad de armonizar pasado y presente. “Tiene un lenguaje atento y perceptivo que nunca cae en lo solemne, que hace que cada acontecimiento tenga claridad y un efecto inmediato”, destacó.
Los traumas, la memoria y la resistencia, dijo Litvinova cuando tomó la palabra, eran las claves que había tocado en su poesía y sobre las que ahora ha vuelto “en una longitud que no había probado”. La brutal tragedia de Chernóbil, sobre la que su compatriota y premio Nobel Svetlana Alexievich escribió una desgarradora historia oral, está en el resplandor de Luciérnaga.
En esta segunda edición del premio Lumen fueron remitidos 549 novelas procedentes de Argentina, Colombia, Chile, España, Estados Unidos, México, Perú y Uruguay. En la primera edición del premio en esta nueva etapa, en 2023, resultó ganadora la argentina Leticia Martin con el thriller Vladímir.
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