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- Autor, Redacción
- Título del autor, BBC Information Mundo
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Un avance sin precedentes de la extrema derecha en Alemania.
Esa es una de las lecturas que dan las elecciones de este domingo en el país europeo y que dejan posicionado al partido nacionalista Alternativa para Alemania (AfD) como segunda fuerza política.
El propio servicio de inteligencia inside alemán ha calificado al partido como “anticonstitucional” y, sus adversarios, de “radical”, “racista” y “antidemocrático”.
Friedrich Merz, el líder conservador que obtuvo más votos para ser el próximo canciller alemán, ya ha descartado que vaya a formar gobierno con ellos.
Sin embargo, se ha erigido como una fuerza que viene a remover los cimientos del país y de una Europa ahora mismo en la cuerda floja en el contexto internacional tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
No es una tendencia nueva que la extrema derecha se haga con puestos de poder en el Viejo Continente. En Francia, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, Hermanos de Italia con Giorgia Meloni al frente y, en España, Vox con Santiago Abascal son ejemplos de este ascenso.
Con matices, todos comparten un discurso related: “anti-woke”, muy duro con la inmigración y en contra de la Unión Europea (UE).
Pero el caso de Alemania es explicit.
Hablamos del motor económico de Europa y de su corazón mismo. No hay que olvidar que, junto a Francia, ayudó a fundar y formar el concepto que hoy tenemos de la UE tras la Segunda Guerra Mundial.
Y es ahí donde está la otra particularidad de Alemania: la losa que carga por su pasado nazi.
A la vez, esta sombra se pensaba que podía ser una suerte de garantía o vacuna contra la extrema derecha.
Pero ni su pasado, ni el intento de cordón sanitario ni que incluso en Europa la radical Le Pen se haya distanciado de su discurso, han frenado el ascenso de la AfD.
¿Por qué Alemania llegó a este punto? En BBC Mundo analizamos las posibles causas.
1. La economía
“El milagro alemán se ha terminado y Europa sufrirá las consecuencias”. Así de contundente se mostraba Wolfgang Münchau, economista y autor del libro “Kaput: el fin del milagro económico alemán” en entrevista con BBC Mundo.
Porque la que otrora fuera la “locomotora europea” ha caído en los últimos años.
Y la reactivación de la economía ha sido uno de los temas centrales en la campaña electoral, por supuesto.
La caída del Producto Interno Bruto y el alza de la inflación son solo algunas de las caras que muestra la disaster económica alemana.
Detrás de esto hay varios problemas. Uno de ellos es que el crecimiento del país basó sus cimientos en la dependencia del gasoline ruso barato, algo que se frenó en el contexto de la invasión rusa a Ucrania.
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Otros son la dependencia de su crecimiento en una sola industria, la automotriz, la dependencia de las exportaciones y la falta de inversión en infraestructura tecnológica y digital.
“Alemania se volvió muy dependiente de los automóviles, de los productos químicos y también de la ingeniería mecánica de máquinas; no se puso a la vanguardia de los vehículos eléctricos y hay una lenta digitalización de las industrias existentes. Alemania no supo adaptarse”, sostiene Münchau.
China ha avanzado rápidamente en la industria automotriz y domina la tecnología de los autos eléctricos. Hasta ahora, hay menos necesidad de importaciones alemanas.
Y la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia dejó a Alemania en una situación desesperada por encontrar fuentes de energía alternativas. Comprar gasoline pure licuado, de Estados Unidos y otros países, es caro, lo que genera tensiones financieras para muchas empresas alemanas que consumen mucha energía.
El resultado: la economía alemana es lenta y rígida. Como es el mayor miembro de la eurozona, eso tiene un impacto dentro y fuera de sus fronteras.
2. La migración
Más que la economía o la inversión o no económica en la guerra de Ucrania, la migración ha sido el tema principal de estas elecciones y un captador de votos para la AfD.
La reducción de la migración y la expulsión de aquellas personas indocumentadas ha empapado el debate político y social
Pero, en el caso de la extrema derecha, con matices.
Hablan de “reemigración”, un término para pedir el regreso a sus países de los migrantes en Alemania. Incluidos aquellos que ya tienen pasaporte alemán.
Con su mensaje nacionalista y antiinmigración, la AfD de Alice Weidel ha avanzado hasta cerca del 20% en las encuestas.
Alemania no es el único país de Europa que en este momento muestra su preocupación por la migración, pero por sí sola acogió a más de un millón de solicitantes de asilo, principalmente de Siria y Afganistán, durante la disaster migratoria europea de 2015/2016.
Con la disaster en Ucrania abrió las puertas a 1,2 millones de refugiados ucranianos.
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Si en décadas pasadas el país estaba permeado por el término “multikulti” (multiculturalidad) y sentían cierto orgullo por lo que llamaban su “cultura de bienvenida” y la diversidad de sus gentes, ahora hay una corriente que aboga por lo contrario.
La AfD insiste en que no es racista ni antiinmigratoria y que cualquiera es bienvenido en Alemania si llega por medios legales, consigue un trabajo, contribuye a la sociedad y respeta las normas y la cultura locales.
De hecho, la migración es esencial para una economía como la alemana.
Un análisis reciente de la Agencia Federal del Trabajo concluyó que sin los inmigrantes, Alemania habría sufrido una pérdida neta de 209.000 puestos de trabajo entre septiembre de 2023 y septiembre de 2024. En el estado de Baviera, por ejemplo, la fuerza laboral alcanzó un récord de 6,03 millones el año pasado, en gran parte debido a la mano de obra extranjera, según reporta Reuters.
Pero no es esta la cara que una parte de Alemania y los votantes de AfD ven, sobre todo en los últimos meses.
Una serie de ataques por parte de solicitantes de asilo procedentes de Medio Oriente y Afganistán ha reavivado el debate sobre cuán abiertas deberían ser las fronteras del país.
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Hubo apuñalamientos, un ataque con machete, un coche atropelló a civiles en un mercado navideño y nuevamente en una reciente manifestación sindical en Munich, donde otro niño pequeño fue asesinado.
El partido cube que deportaría inmediatamente a todos los inmigrantes que cometan un delito y a cualquiera que llegue aquí ilegalmente.
La editora de la BBC para Europa Katia Adler cube que, tras hablar con partidarios de la AfD en los mítines previos a las elecciones, son muchos los que aplauden esta postura, “incluidas mujeres jóvenes que me dijeron que ya no se sentían seguras en las calles”.
3. Votantes jóvenes y resonancia en redes sociales
Hay un fenómeno que recorre el mundo y del que Alemania no está exenta: el creciente apoyo de los jóvenes, especialmente hombres, a partidos de extrema derecha.
Es ahí donde la AfD tiene buena parte de su base electoral.
El Pew Analysis Middle hizo un estudio en 2024 donde revelaba que el 26% de los hombres alemanes tenían opiniones positivas sobre la AfD, frente al 11% de las mujeres, y la proporción de hombres que sostienen esta opinión ha aumentado 10 puntos desde 2022.
Los resultados de las generales del domingo corroboran estos datos. El 21% de los jóvenes entre 18 y 24 años votaron por el partido de extrema derecha.
Sin embargo, en esta franja etaria la extrema izquierda representada por el partido La Izquierda (Die Linke) se impuso al conseguir el 25% de los sufragios, mientras que otro 6% votó al también populista de izquierda BSW, de acuerdo con los primeros escrutinios publicados por la cadena germana DW.
Los cómputos confirman que los jóvenes están polarizados entre la extrema derecha e izquierda.
Esta tendencia ya quedó de manifiesto en las elecciones al Parlamento Europeo de 2024, donde, según las encuestas a pie de urna, el número de menores de 24 años, tanto hombres como mujeres, que votaron por la AfD aumentó al 16%, 11 puntos más que en 2019.
Hay varios motivos detrás de esto.
Uno, que los partidos de izquierda suelen centrarse más en temas como el feminismo, igualdad y derechos de las mujeres, señala a BBC el physician Rüdiger Maas, del centro de estudios alemán Instituto de Investigación Generacional.
“En normal, los hombres no se ven reflejados en estos temas. Por eso tienen tendencia a votar más a la derecha”, explica.
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Otro, es la reacción a los discursos de izquierda, a la “ideología de género” como suelen referirse a las políticas de igualdad entre hombres y mujeres y es un issue que alimenta el apoyo a la extrema derecha entre los jóvenes, sostiene el profesor Tarik Abou-Chadi, de Política Europea en la Universidad de Oxford.
El tercer motivo es el miedo que sienten muchos jóvenes alemanes, una emoción que la AfD ha sabido captar bien y unirla convenientemente al discurso antiinmigración.
“Una razón explicit por la que muchos jóvenes alemanes dicen tener miedo es la cantidad de ataques en Alemania que involucran a sospechosos que eran solicitantes de asilo. La inmigración es ahora su principal preocupación”, recogió Jessica Parker, corresponsal de la BBC en Berlín, tras hablar con varios jóvenes.
Como suele ocurrir con el discurso antiinmigración, no siempre es whole. Dejan la puerta abierta a quienes “se integren”.
“La gente que se integra, que aprende, que estudia aquí, que hace su trabajo, no tengo ningún problema con ellos. Pero hoy en día, este tipo de declaraciones se consideran hostiles. Te llaman nazi por el pasado de Alemania “, declaró un joven a Jessica Parker.
Y, por último, están las redes sociales.
Como ha ocurrido con otros partidos de extrema derecha de Europa, como el caso de Vox en España, la AfD ha sabido encontrar el filón en redes, algo que no han logrado aún otros partidos. Estas plataformas, además, les permite eludir los medios tradicionales, que suelen considerar hostiles.
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En TikTok, la cuenta de Alice Weidel cuenta con más de 910.000 seguidores y desde ahí ha hecho llamados a los votantes más jóvenes. También ha recibido el apoyo del multimillonario Elon Musk, propietario de X.
A esta cuenta oficial se suman muchas aliadas. Una easy búsqueda en la purple social da cuenta de las decenas de perfiles ligados al partido. Pero no solo eso.
“Hay un número appreciable de cuentas de followers no oficiales que ayudan a difundir el contenido del partido”, cube Mauritius Dorn, del Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD).
Parker incluso encontró jóvenes que cuestionan las narrativas sobre el pasado de su país, en concreto a la época de la Segunda Guerra Mundial.
Parece que aunque hay muchas voces que aún consideran a la extrema derecha una fuerza extremista e incluso antidemocrática, el esfuerzo de “normalización” de su discurso está funcionando. Y que el peso de la losa del pasado nazi de Alemania cada día es más liviano.
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